Todo comenzó aquel día cuando la sirvienta que igualmente que la Reina estaba embarazada del Canciller Leonilo iba como todos los días a bañar a su Majestad ella llevaba consigo las telas dobladas para secarla al igual que un recipiente de metal donde traía el jabón y las cosas necesarias para bañar a la Reina Madeleine de Urbinio una mujer muy bella de aproximadamente 20 años de edad en ese entonces con ojos verdes y cabello dorados con un rostro angelical con pómulos color rosa y labios de igual color y sobre todo un porte digno de una Reina. Y la sirvienta, estaba a punto de pisar las escaleras, cuando vio que la Reina callo de ellas, la sirvienta al percatase de ello se espantó y soltó las cosas que llevaba consigo en el suelo para ir enseguida en su ayuda la Reina que hacía en el suelo sangrando entre las piernas, la sirvienta se arrodillo a su lado y le a agarro de su mano para tratar de ayudarla y esta le dijo:
— ¿Su Majestad se encuentra bien?
—No Nadina, ve y avisa a todos que estoy a punto de parir al nuevo hijo de nuestro Rey, ve corre a vísale a quien puedas y sobre todo a la partera que el hijo del Rey ya viene en camino.
—Pero su Majestad ¿cómo la voy a dejar aquí sola apunto de parir? yo la veo muy mal y sangrando mucho, nuestro Rey jamás me perdonaría si a usted le pasara algo.
—Tú sólo ve si mi esposo ya llegó de su viaje y si es así avísale, si el en dado caso no hubiera llegado, busca al Canciller Leonilo él debe estar en el castillo búscalo, corre da ti prisa Nadina ya que no sentir que el corazón está a punto de salir de nuestro pecho y no entender que para mí el dolor es insoportable y además no podemos permitir que el hijo del Rey, mi hijo lo perdiera, no lo podemos permitir, tenemos que salvarlo a toda costa, da ti prisa solo ayúdame a pararme y llevarme a nuestra habitación.
—Está bien su Majestad haré lo que me pide.
La sirvienta ayudo a llevarla a su habitación, la recostó en su cama y salió corriendo y encontró rápidamente al Canciller del Rey, la sirvienta que se había topado con el procedió a decirle:
——Leonilo qué bueno que te encuentro,
—— ¿Qué le sucede Nadina? ¿Te pasa algo?
—no Leonilo no es a mí, es que me dirigía como todos los días a darle su baño a la Reina cuando vi que la Reina cayó por las escaleras y no sé si por el golpe, está a punto de parir, está sangrando demasiado entre las piernas y tiene dolores espantosos.
—No puede ser si le faltan dos meses para su alumbramiento, pues que estas esperando vamos a avísale a la partera a la mujer que su familia que al igual que ella, ha recibido a toda la familia de nuestro Rey nadie le tiene más confianza que él, para recibir a su hijo yo mientras tanto me que daré con ella, por favor Nadina correr y darse prisa no podemos permitir que le pase algo a la criatura, que lleva a dentro, mucho menos a nuestra Reina, correr y darnos prisa Nadina, ordenare que te lleve un sirviente a la casa de aquella mujer para traerla de inmediato.
—no te preocupes Leonilo ya mandé con una sirvienta a buscar a la partera
—entonces baja a la puerta a esperarlos me quedaré al pendiente de la Reina como ya te he mencionado he iré por un sirviente para que te lleve.
—si está bien
—no te preocupes Nadina yo me quedaré con ella mientras tu espera a los sirvientes con la partera o regresa mi hermano de su viaje.
La sirvienta sin más tiempo salió corriendo a esperar en la puerta noticias o la llegada d ella partera pasado un rato llegaron los sirvientes al castillo del Rey con la partera, en el cielo los primeros rayos empezaron a retumbar en él, de apoco unas gotas de agua empezaron a caer en el lugar, sin más prisa bajo del carruaje y enseguida dirigió a la partera para llevarla a la habitación de la Reina Madeleine, el Canciller Leonilo que estaba en el pasillo a fuera de la habitación de la Reina y con la cara de incertidumbre y sabiendo profundamente que si no se daban prisa la Reina podría morir enseguida le ordeno a la sirvienta Nadina que entrara directamente a las habitación de la Reina Madeleine y como hacia siempre la trataría muy indiferente enfrente de los demás salvo estuvieran solo o cerca de la Reina Madeleine que sabía la verdad ya que nadie los podía ver o darse cuenta de sus sentimientos de ambos por el bien de ellos y de su hijo no nato que igualmente estaba a punto de nacer:
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Ahmena y Dhivano [Terminada]
Historical Fiction¿Alguna vez oíste de la Maldición de la Luna Negra? Conoce la historia del amor de Ahmena y Dhivano, dos amantes unidos por el destino y esta maldicion uno viene de la opulencia, el lujo y, sobre todo del rechazo de su padre. La otra viene de la pob...