Ella fue vestida y presentada formalmente delante la corte francesa y sus nobles, delante de todos se le presento como la futura Reina de Francia con una gran comidilla de la gente a su alrededor murmurando, sobre la decisión tan terrible del Rey pero nadie podía hacer ya nada, le guste a los nobles franceses o no ella, ya era una noble más de Francia y futura esposa del Rey Ahmena fue enseñada y educada todo los días para convertirse en una noble, su aptitud cambio en pocos meses, ella ya caminaba y comía como una distinguida Reina, el tiempo seguía pasando en el palacio, el Rey mando la noticia a todo el Reino de su próxima boda con la joven Ahmena, decidió entonces vestir todo el Reino llenarlo de flores, decidió que Ahmena usara el traje de su amada esposa de aquel día en que se casó con ella. El día de la boda ya había llegado, el Rey hizo una gran fiesta Ahmena lucia hermosa, con aquel vestido de seda, el cual era un diseño de color marfil y blanco satinado, con un escote corazón sobre el que lleva un cuerpo de encaje francés de manga larga que ha sido realizado a mano por artesanos franceses. La falda, que llevaba puesta era con mucho volumen y una cola de tres metros de largo, también lleva apliques de encaje y algunas flores de seda color marfil. El corpiño de satén, estrechó en la cintura y acolchado en las caderas, se basa en la tradición victoriana de corsetería. Los zapatos habían sido hechos a mano igualmente por los artesanos franceses que trabajaban exclusivamente para los Urbinio y estaban realizados en satén Duquesa marfil con encaje bordado a mano, Ahmena lució además pendientes de diamantes en forma de corazón. Los pendientes igualmente habían pertenecido a su esposa, recuerdos que los padres de Madeleine le habían regalado cuando era niña. El ramo de flores eran las flores favoritas de la Familia Real de Urbinio y de la difunta esposa del Rey y que tienen un significado especial para ella'. Los cuales eran los lirios (símbolo de la vuelta a la felicidad), Jacinto (constancia del amor), hiedra (fidelidad y amistad) y mirto (emblema del matrimonio). Ahmena lucia El pelo recogido en un peinado alto. Que se lo habían rizado ligeramente para la ocasión en donde encima de sus cabellos portaba la tiara real de la que fuera la Reina Madeleine. Así es Ahmena estaba vestida de pies a cabeza con todas las pertenencias de la Reina, lo que los sirvientes veían extraño que al bajar de las escaleras y de haberla terminado de vestir, era que tenía un gran parecido a la esposa del Rey, que Ahmena aun nunca en la vida había visto Ahmena noto el rostro de los sirvientes y esta dijo:
— ¿Qué les sucede a todos?
—perdónenos su Majestad es que usted es parecida a ella, pareciera como si viéramos un fantasma del pasado a la difunta Reina Madeleine de Urbinio que Dios tenga en su santa gloria, usted es idéntica.
— ¿ustedes lo creen?
El Rey se acercó a ella y le dijo:
—no le hagas caso mi amada Ahmena, a unos simples sirvientes.
—es que no entiendo ¿Por qué dicen que soy idéntica a ella? A tu difunta esposa
—es que lo dicen por que llevas sus ropas y joyas que lucio el día que me case con ella y por eso dicen que te pareces a ella, no le hagas caso por favor, a sus comentarios
— está bien Louis Edouard no hare caso puesto que hoy no quiero que sea un día triste ni lleno de dudas.
—bueno salgamos a casarnos.
—si está bien Louis Edouard
Ahmena llego ante el altar llevada por el Rey que le tomo su mano y estuvieron frente al padre la ceremonia comenzó, todos los grandes diplomáticos estaban ahí no había lugar de Nantes que no sabría de esa unión.
El padre proseguido con la unión al fin el Rey consiguió casarse con la joven, aunque el tiempo atrás había renunciado a seguir a Dios, y no seguir un pedazo de templo cambio de actitud puesto que quería hacer feliz a Ahmena, y después la beso frente de todos, la fiesta comenzó la joven a pesar de todo estaba triste se sentía feliz pero aun ese vacío no podía ser llenado, el Rey que estaba sentado en la mesa junto a ella lo noto y le dijo:
—quiero agradecerte por haberme honrado al casarte conmigo mi amada Ahmena, no pasare ni un día sin cumplirte un capricho, sin dejar de amarte con todo mi cuerpo y alma he de confesarte que no deseaba casarme en una iglesia ni lente de ser supremo llamado Dios, puesto que deje de creer en él hace mucho tiempo, pero para que veas que te amo tanto que desee hacerlo formal delante de el por qué sé que eres una fiel de vota del ¿no es así?
—si Louis Edouard y gracia a ti por darme una segunda vida, porque siento que esto será una nueva vida para mí.
—tu ahora eres la Reina de toda Francia espero que realmente hacerte feliz.
—sé que lo aras Louis Edouard sé que así será, aunque nunca olvidare a Dhivano.
—lo es y no espero que lo hagas, solamente espero de ti que entiendas que ahora tu vida será conmigo y me prometas ser feliz.
—si eso lo tengo presente tratare de ser feliz Louis Edouard te lo prometo.
después de la fiesta el Rey decidió que sus habitación nueva que ambos ocuparían del Reino sería el de su difunta esposa donde dormía Ahmena desde que llego al castillo, este entro a las habitaciones, era el momento de tomarla y hacerla suya, así que ya entrado a la habitación él le quito las ropas y desnudo delicadamente el cuerpo de Ahmena, esta sentía una actuación por el Rey, pero tal vez no era una actuación de amor de una mujer hacia un hombre pero aun así la soledad y el dolor le hacía confundir sus sentimientos, pero solo se dejó llevar por la dulzura, que ese hombre siempre tenía para ella, así que la alzo de sus piernas y la acostó en la cama donde procedió a besarla y hacerla suya, disfruto cada centímetro de su cuerpo, él sabía que ella ya se había entregado a su hijo, pero decidió tratar de solamente pensar, que él sería el último hombre de su vida de Ahmena, ya que delante de toda la sociedad, ella ya era su esposa, le hizo el amor con locura, con un frenesí poético, Ahmena no quería pensar en realidad solo entregaba su cuerpo más no su alma y por fin la hizo suya después de esa noche, Ahmena lloro en silencio sentía una parte que era una gran traición a su amado Dhivano, pero le pedía perdón a él, trataba de explicarle dentro de sí que la entendiera ya que sin la ayuda de su padre, no sabría qué hacer, ni cómo enfrentarse a la vida, totalmente sola en la oscuridad y solo quería un poco de protección pero aun así con un poco de luz que se reflejaba de la ventana hacia la habitación se podía ver las lágrimas que caían en el rostro de Ahmena y se dijo:
—Dhivano solo espero me perdones por desposarme con tu padre, es algo que muy dentro de mí me mata, pero si él no era mi tabla de salvación, habría hecho una locura y sé que tú y mi familia no lo querían nunca, pero te juro que jamás te olvidare, nunca.
Mientras tanto el tiempo empezó a pasar en el Reino el Rey se esforzaba por cada día a agradarle a Ahmena la llenaba de dulzura y le cumplía cual quiere deseo que esta tuviese la amaba con la verdadera locura que lo dominaba a él, que su vida misma le había entregado totalmente a ella, ella luchaba consigo misma sentía que no podía sobrevivir sola, ya no tenía a nadie más en su vida más que el Rey Louis Edouard de Urbinio y muy dentro quería que Dhivano la perdonase por haberse casado con el padre de este.
Por esas razones como una forma de expiar sus culpas, Ahmena bajaba con frecuencia al mausoleo real a visitar la ceniza de su familia y de su amado Dhivano se quedaba horas y constantemente le pedía perdón a Dhivano no sabía cómo lavar esas culpas que la consumían, muchos menos justificarse el por qué ella amaba al padre de este o porque lo acepto como esposo.
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Ahmena y Dhivano [Terminada]
Historical Fiction¿Alguna vez oíste de la Maldición de la Luna Negra? Conoce la historia del amor de Ahmena y Dhivano, dos amantes unidos por el destino y esta maldicion uno viene de la opulencia, el lujo y, sobre todo del rechazo de su padre. La otra viene de la pob...