38.- "Libertad"

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Mientras tanto en el campamento de los gitanos Ahmena se había levantado muy temprano y había arreglado sus cosas y puso la ropa más cómoda que pudo y se fue a conocer a la persona tan especial que era para Dhivano. Ella se subió en la carreta de su padre y partió fue por la pradera siguiendo aquel hermoso rio Loira a cual, no dejaba de ver el espectacular paisaje con sus propios ojos sentía el viento en su cara que alzaba sus hermosos cabellos dorados, como el sol sentía en su sangre esa gran emoción, que no había sentido desde hace algún tiempo, decidió tomar las riendas muy fuertemente y hacer que el caballo fuera muy rápido sintiéndose libre, para llegar al castillo " de los Duques de Bretaña" donde su amado lo esperaba estaba tan feliz por ese momento sintió que de nuevo era aquella chiquilla despreocupada, solo quería en esos momentos sentir la libertad, llego por fin al castillo riendo y sintiendo la felicidad de su cuerpo Dhivano ya la esperaba en la entrada del castillo al verla la tomo entre sus brazos y la bajo de la carreta ella solo lo abrazo y lo beso sin importar si alguien los viera.

—Dhivano amor como sabrías ¿que llegaría a esta hora?

—la verdad hace rato que me pare a observar que llegaras quería ser yo, quien te recibiera nadie más. Hoy te ves como la primera vez que te conocí mi mujer bestia.

——lo sé, quería como te dije ayer ser la misma, chica despreocupada que era sentir un poco de libertad en mí.

El príncipe la invito a entrar extendiéndole la mano

—bueno entremos quiero que te conozca ya esa persona que es mi madre.

Esta sonriente le contesto

—si mi amor.

Ahmena entro al gran castillo que muchas veces ya había pisado, pero hoy era el día que conocería a esa persona tan especial que deseaba Dhivano que conociera. El, la llevo hacia la cocina una parte de otros lugares que ella no conocía, dentro del lugar estaba viendo la comida una mujer ya un poco mayor, ya con cierta edad, pero con un rostro muy dulce.

—madre, aquí está la joven de quien tanto te hable, la mujer a la que amo con toda mi alma.

La mujer giró y al ver a la joven se asombró al ver lo hermosa que era y al notar que sintió un cariño muy especial hacia la joven que su rostro era familiar tal vez a ella en su juventud sintió a la joven como parte de ella como si esa joven representara lo que alguna vez perdió y sintió mucha simpatía por la joven la vio como a una hija, la hija que por circunstancias de la vida no pudo tener, la sirvienta soltó la cuchara que tenía en la mano y esta se la limpio con el mandil que traía puesto y le extendió la mano de la manera más humilde que podría hacer.

—mucho gusto, así que tú eres la jovencita que tanto me había hablado mi querido Dhivano—dijo aquella mujer con ago. de nervios.

— así es madre mira Ahmena ella es mi segunda madre mi nana Nadina.

El joven las presento al fin para que ellas al fin cruzaran palabra.

— ¿te llamas Ahmena? Que extraño tu nombre me suena familiar, al igual que tu bello rostro—la mujer no dejaba de mirar a aquella jovencita gitana tan bella y amable.

—madre será porque tu rostro es parecido al de ella me imagino que así eras tú en tu juventud ya que ustedes comparten el mismo color de cabello al igual que la misma mirada y color de ojos verdes—dijo el príncipe resaltando aquellas similitudes de aquellas demás.

——es verdad Dhivano tengo el mismo color de ojos que esta jovencita.

—ya lo ves madre, son muy parecidas ustedes dos igual de hermosas.

La pobre mujer tan amable y amorosa le dijo;

—no digas tonterías muchacho, aunque no te he de negar que en mi juventud era muy parecida a ella igual era hermosa y joven peor no me comparo con esta jovencita...

La joven Ahmena al escuchar las palabras de esa buena mujer tan solo dijo;

—ah gracias Señora, y mucho gusto, el Príncipe Dhivano, me ha hablado mucho de usted diría.

El joven enseguida interrumpió la conversación de Ahmena para decirle

—no tienes por qué llamarme Príncipe delante de ella, Ahmena ella sabe que tú serás mi esposa el día de mañana y que eres la mujer que amo, no tienes que usar esos formalismos con ella ya que ella jamás diría nada.

La sirvienta tan solo él sonrió, daba tanta confianza a la joven que se sentía en familia esta dulcemente dijo;

—así es Príncipe Dhivano

Ahmena de igual manera le correspondió la sonrisa y dijo:

—y ¿ella si te puede llamar Príncipe?

—bueno es la costumbre.

—jajaja más bien es el cariño y respeto hacia ti Dhivano

—así es –contesto la sirvienta a la joven

La mujer siento una gran bondad en el corazón de la joven, así que agarro el canasto que había preparado y se lo dio a Ahmena.

—y esto ¿qué es?

—es un canasto, con comida para que ustedes dos vayan de paseo y se diviertan como los jóvenes que son, vayan y diviértanse les puse todo lo necesario para un sabroso picnic.

La mujer dulcemente la mujer se limpiaba las manos con su delantal y le decía;

—Sí sé que les dará hambre.

—muchas gracias, muchas gracias, madre—le agradecía Dhivano a Nadina por su noble acción

—vayan y diviértanse ¿sí? —La sirvienta les daba una palmada en los hombros y después los saco fuera de la cocina para que ya se marcharan

Pero Ahmena la abrazo y le dijo dulcemente:

—muchas gracias sé que Dhivano la quiere mucho y ha sido una madre para él y ahora entiendo el por qué...

La sirvienta con ternura expreso lo que sentía por aquel joven príncipe ya que lo amaba con todo su corazón así que le dijo dócilmente a Ahmena;

—como no serlo—se agarró el pecho y suspiro profundamente— lo tome entre mis brazos cuando apenas era un recién nacido, lo amo profundamente, tal vez no le di la vida, pero siento que lo tuve dentro de mí y él es el hijo que nunca pude tener que siempre desee y sabe algo Señorita él es el hijo que mi corazón decidió que fuese, por eso en lechó de la muerte de su madre, le jure que lo crecería como mi hijo, por eso jamás pensé en tener familia, solo dedicarme a mi muchacho, Ahora vayan y sean felices con el amor que los jóvenes se tienen que viven y que son hermosos recuerdos que algún día tendrán para compartir con sus futuros hijos.

—si madre, vámonos ya Ahmena.

El joven tomo la mano de Ahmena par que ya pudieran partir Ahmena tan solo le agradeció de nuevo;

—si gracias Señora Nadina, nos divertiremos nos vemos.

Los jóvenes salieron de la cocina, Dhivano le dio un beso en el rostro de la mujer al igual que Ahmena la abrazo y sintió un lazo muy especial por aquella mujer era muy parecido al lazo que sentía por su madre Luba, Ahmena se sintió tan cómoda con ella que apreció algo muy familiar en ella y después de despedirse los dos salieron con la carreta de Ahmena a recorrer el lugar, y ver la que la tarde les ofrecería.

Ahmena y Dhivano [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora