Dhivano iba a cumplir ya los 12 años, el día del cumpleaños del Príncipe ya había llegado Nadina, lo despertó muy temprano jalando las grandes y hermosas cortinas con encajes azules que tapaban la luz del sol de la ventana que salía y reflejaban todo el día en aquel hermoso pueblo de Nantes, el pequeño Príncipe Dhivano estaba dormido aún, la sirvienta muy alegre le dijo:
—Despierte pequeño Dhivano.
El pequeño frunciendo el ceño y con sus manos tapándose los ojos para que los rayos del sol no le molestaran le dijo
— ¿Qué sucede? ¿Por qué me levantas tan temprano y quitas las cortinas?
—El sol ya salió es un hermoso día despierte, levántese, vamos.
—Ya voy, pero no entiendo, ¿Por qué me despiertas tan temprano mamá Nadina?
El Príncipe a falta de su madre decidió llamarle hace tiempo, mamá, aunque eso no era bien visto por su padre a él no le importaba ya que en cierta forma deseaba enfurecerlo.
— ¿ya olvido que día es hoy?
—hoy, hoy es mi cumpleaños.
—así es pequeño príncipe.
El pequeño muy emocionado le dijo pregunto a Nadina
— Dime ¿Mi padre estará hoy? o la pasare solo como en todos los demás cumpleaños que he pasado, ay no sé, ni por qué pregunto algo que ya se y que ya debería de estar acostumbrado.
—Pequeño Príncipe no piense tanto en eso, mire los sirvientes y yo le hemos preparado algo muy especial vamos.
Ya en la cocina todos los sirvientes del Reino estaban ahí Nadina le había preparado cosas muy ricas que le gustaban al Príncipe, una rica tarta y sus panes de manzana con canela que le encantaban.
El Príncipe estaba ahí muy contento a pesar que a veces era muy berrinchudo en el no imploraba la maldad puesto que para nada era un niño malo mucho menos de malos sentimiento, pero si tenía sus momentos de enojo o rebeldía, pero el solo deseaba el amor de su padre a pesar de las riquezas que él tenía era un niño agradecido y les dio gracias a todos los sirvientes.
—Gracias a todos ustedes, aunque mi padre no esté aquí y les digo gracias a ustedes porque no pasare un día tan triste con su detalle que hicieron hoy por mí.
La sirvienta Nadina le dijo:
—Pequeño Príncipe todos lo apreciamos mucho.
El pequeño Príncipe solo expreso con gran agradecimiento y le dijo a su nana Nadina
—Nadina gracias por estar aquí...al igual que usted Canciller Leonilo.
—de nada Príncipe, sabe que usted para mí es como un hijo, al cual educo para hacerlo un gran Rey el día de mañana.
—Gracias Canciller Leonilo y le agradezco que se esfuerce tanto por ello.
Nadina lo abrazo y decidió partir la tarta, los sirvientes bailaron comieron y se divirtieron como nunca fue un día muy hermoso, el Canciller igual los acompaño.
La noche callo la sirvienta Nadina le pidió al pequeño Príncipe que lo acompañara, puesto que le tenía una pequeña sorpresa y le dijo:
—Pequeño Príncipe ahora que todos ya volvieron a sus labores quiero darle un regalo muy especial, sígame, vamos que su sorpresa aguarda.
—enserio es una sorpresa para mí y ¿Qué es?
—no sería sorpresa si le digo así que mejor solo sígame.
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Ahmena y Dhivano [Terminada]
Historical Fiction¿Alguna vez oíste de la Maldición de la Luna Negra? Conoce la historia del amor de Ahmena y Dhivano, dos amantes unidos por el destino y esta maldicion uno viene de la opulencia, el lujo y, sobre todo del rechazo de su padre. La otra viene de la pob...