79.- "al fin la maldición de la luna negra se cumple"

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 El Rey no creía en nada a pesar de la carta mostrada y de las pruebas de que era la absoluta verdad, su gran amor no lo dejaban ver más allá y se negaba rotundamente a aceptar esa verdad y dijo:

—soy el gran Rey Louis Edouard de Urbinio y no caeré en patrañas, tengo todo este país en mis manos y sé que ustedes dos solo me lo dicen para que caiga en la locura, que no les permitiré que jueguen de esa manera con mi mente, soy dueño y Señor del mundo tengo en mi poder un gran Reino.

—Rey no le queda ya nada, un Reino en decadencia de donde no podrá salvar absolutamente nada, nada de nada ni a usted mismo.

—ustedes no podrán ganarme ni a mí, ni a mi Reino.

El Canciller Leonilo le dijo:

—es verdad lo que le dice Nadina y también sé que anda muy mal las cosas con su Reino, que mucha gente está molesta con usted, que ya no lo aguanta más, ya no le queda nada Rey, puesto que ha manejado mal al mismo país, la gente ya se cansó de sus injusticias y están apoyando al Rey de los Duques de Befordy Carlos Lancaster para que lo derroquen.

—malditos te juro, que te matare con mis propias manos, por esta gran farsa que han montado.

Enseguida el Canciller Leonilo tomo los brazos de su hermano del Rey Louis Edouard de Urbinio y Amenazándolo con su propia daga que le había arrebatado de su cinturón le dijo:

—lo llevaremos a la habitación de la joven Ahmena para que podamos salvarla de usted y le llevemos con nosotros y usted ya no pueda seguir con su terrible obsesión incestuosa, porque ante todo ella ha sido su víctima desde el principio.

Sacaron al Rey de su habitación. Para que el Rey Louis Edouard los llevara directamente a la habitación de Ahmena en contra del Rey, cuando enseguida entraron y vieron a la joven Ahmena, estaba con una almohada en la cuna de su hijo, ahogándolo el Rey quedo horrorizado y le pregunto:

— ¿Ahmena que haces?

Ahmena con lágrimas en los ojos le dijo:

—tenía que matarlo, tenía que acabar con él.

El Canciller soltó al Rey y se acercó a la cuna donde hacía ya el cuerpo del hijo deforme de Ahmena.

—el niño está muerto.

El Rey tomo Ahmena y le dijo:

— ¿qué te sucede Ahmena? ¿Por qué hiciste eso?

Y Ahmena le grito:

—ya se la verdad, escuché todo, fui a buscarte, fui a verte para pedirte que nuestro hijo lo amaramos a pesar de a ver nacido así. Cuando antes de tocar oí a todos hablando contigo usted Nadina le dijo que él era mi padre. ¿No es verdad? No lo podía creer hasta que menciono lo de mi madre.

El Rey asustado le dijo:

—Ahmena dime ¿hasta dónde escuchaste? ¡Dímelo!

Ahmena llorando y enojada le grito.

—todo, escuche todo hasta la verdad de que tu mataste a Dhivano, escuche muy bien cuando dijeron que tú lo mataste y lo tiraste al rio, al igual que mataste a mi familia. Eres un monstruo, ahora entiendo por qué esa mujer del retrato era idéntica a mí, porque esa mujer... es mi verdadera madre. Ahora sé por qué parí a un monstruo, a un hijo que nació deforme, un pobre inocente que es un producto de una maldición, por eso no podía dejar que viviera, que tuviera que verse todos los días su deformidad a da sea de un maldito estigma de una maldición, que tú mismo provocaste, y no podía permitir que el todos los días se preguntara ¿el por qué nació así?, cuando él no se tiene culpa alguna, por el simple hecho de haber venido de un producto de una relación incestuosa, entre un padre y su hija,

Ahmena y Dhivano [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora