44.-"Celos de un Rey"

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Todos se pararon para el baile que había comenzado, el Rey les dijo frente a todos y dirigiéndose a la joven:

—bueno a tinción todos, como ustedes saben quiero decirles que hizo esta fiesta en honor de esta joven que tengo frente a ustedes y de mi hijo Dhivano que por casualidades del destino casi cumplen el mismo día años, me siento orgulloso que haya aceptado mi invitación esta bella dama de nombre Ahmena "Charpentier" hija de su padre François Charpentier que nos acompañan esta noche con el resto de su familia , ahora bien Señorita Ahmena, todo el mundo que está presente hoy aquí, sabe perfectamente que es una tradición que la persona festejada tiene el derecho de elegir a su compañero, para abrir con el primer baile de esta noche, puede elegir a quien desee sobre toda esta multitud aquí presente, así que por favor haga los honores usted y elija el compañero de baile que sea de su agrado.

—está bien su Majestad si ese es su deseo lo hare...

De eso apareció el Príncipe Dhivano que estaba en las escaleras este bajo de ellas él estaba muy elegante y atractivo, Ahmena quedo hechizada por el Príncipe, la música empezó y quedo muy entusiasmado el Rey, ya que deseaba con todas sus fuerzas que la joven lo eligiera a él, así que la joven solo encontró el rostro del joven que bajo hacia ella y esta dijo enfrente de todos:

—Príncipe Dhivano ¿me haría el honor de bailar este primer baile conmigo? con una simple plebeya como yo, que está frente de usted pidiéndole este primer baile.

Todos quedaron sorprendidos y el Rey muy estupefacto y no reaccionaba al ver que la mujer que amaba prefería a su hijo el joven Príncipe y este le contesto a la joven:

—seria todo un honor bailar con una dama tan bella como usted y más que sea usted la que me lo pida.

El joven la tomo por su mano y la saco a bailar enfrente de todos los invitados del lugar, la tomo por la cintura, igual Ahmena hizo lo mismo ambos se sentían en las nubes. Como si nadie existiera, si no nada más que ellos al su alrededor, el mundo en esos momentos solo les pertenecía a ellos mismos la música comenzó. Solo los dos estaban en el salón del baile, solo sentían sobre ellos ese hermoso sentir, la música los llevaba todos quedaron inmóviles solo murmurando y hablando acerca del rostro de los dos jóvenes que se veían tan ilusionados, tan enamorados.

El Rey sentía unos grandes celos hacia su hijo, pero no podía demostrarlo o tan siquiera expresarlo solo se quedó sentado en su trono quieto mirando con un gran recelo dentro de él veía como Dhivano la trataba tan cariñosamente, tenía muchas ganas de pararse y detener toda la música para que su hijo la soltara, ya que en esos momentos el Rey ya no veía a su hijo como tal, sino como un enemigo, que tenía toda la a tinción de la mujer, al cual él estaba profundamente enamorado.

Mientras tanto los jóvenes no podían dejar de verse con ese amor que sentían en su cuerpo y en su alma solo podían sentir que sus corazones se unían. El lugar era como en un maravilloso cuento o ilusión que los aprisionaba en ese momento Dhivano le dijo en su oído:

—te adoro Ahmena quisiera que este momento se congelara y no terminara, te amo tanto.

—yo igual te amo Dhivano.

Ahmena solo podía verlos con esos ojos de enamorada. Y sentir el ruido de su pecho, provocados por los latidos de su corazón.

El Rey no podía aguantar más su molestia, así que se para de su trono y con una voz de furia detuvo la música.

—paren ya la música, ordeno que la detenga.

Los jóvenes despertaron de ese sueño que tenían en ese momento. El Rey tan solo se acercó a los jóvenes y dijo:

—creo que no deben dar estos espectáculos Dhivano por favor suéltala—el rey enseguida los separo— no es correcto que bailes tan apegado con esta simple gitana y vulgar bailarina ante toda esta gente, debes mostrar que ante todo eres el futuro Rey de Francia, no puedes dar espectáculos así, más con esta mujer que es como una peste si la sigues tocando de esa forma los invitados aquí presentes malpensara y creerán cosas que no son así que no sigas tocando a esta vulgar bailarina.

Ahmena se sintió ofendida al escuchar las palabras del Rey que salió corriendo del lugar llorando.

Enseguida Dhivano al oír esas palabras con un tono de molestia y humillación en la voz de su padre tan solo dijo:

—padreo creo que es usted, el que da un mal espectáculo enfrente de todos los invitados, ya que si no más recuerdo fue usted el que hizo esta fiesta le— recordó su joven hijo para dejarlo en ridículo enfrente de los invitados— en al honor de esa vulgar gitana y bailarina como acaba de mencionar, creo que no ha hecho nada padre para que usted la humille de la manera en como lo ha hecho.

—Dhivano espera a ¿dónde vas?

—eso no le incumbe padre.

El joven salió a buscar Ahmena enfrente de todos los invitados y por su parte el Rey reacciono y no podía demostrar ante la gente sus celos así que dijo:

— bueno que siga la música, una música más alegre, aquí no ha pasado nada...

Los músicos empezaron a tocar de nuevo, ante el asombro de la reacción del Rey enseguida los invitados empezaron a murmurar y el Rey al percatarse de ello tan solo dijo:

—aquí no ha pasado nada, que continúe la celebración, vamos toquen la música todos bailen que es una fiesta...

Enseguida todo regreso a su lugar todo empezaron a bailar mientras tanto Dhivano buscaba desesperadamente a Ahmena. hasta que la encontró en los jardines Dhivano enseguida se acercó a ella y le dijo:

—Ahmena lamento mucho lo que mi padre dijo.

—Dhivano ahí demuestra claramente que tu padre jamás podría aceptarme como algo tuya nunca pensé que el Rey fuera tan despectivo y cruel con sus palabras—la joven lloraba desconsolada abrazo a su amado y uso el conforto en su cálido pecho— lo dijo enfrente de todos y sobre todo de mi familia, pero no dijo más que la verdad ya que eso soy Dhivano una vulgar bailarina la peste gitana, que no tiene derecho a un Príncipe, ni de sus a tinciones ni nada de él, simplemente por no pertenecer a su mundo.

El joven la abrazaba fuertemente no la soltaría por nada del mundo.

—no Ahmena no creas las palabras tan absurdas y estúpidas de mi padre, eso no me importa solo me importas tú, me da igual lo que mi padre mencione, tu eres para mí, eres mi amada Ahmena, por favor amor no llores, por favor.

— ¿Por qué me amas tanto Dhivano?

—porque eres todo para mí Ahmena.

El joven prosiguió a consolarla con aquel abrazo para Ahmena su pecho era tan confortable que hicieron que todo ese momento lo olvidara. Pasado ya un rato en que Ahmena ya estaba bien calmada Dhivano le dijo a ella.

—Ahmena volvamos al baile no dejemos que mi padre se salga con la suya, no dejemos que el sienta que sus humillaciones te hirieron.

—está bien Dhivano.

—Ahmena también quería decirte que mejor lo que te había propuesto lo dejemos para dentro de unos días ya que quiero mostrarte un lugar muy hermoso y por supuesto lograr hacer lo que ya habíamos dicho ¿está bien mi amor?

—si está bien a penas me digas te veré donde tú me lo digas.

Los jóvenes cruzaron sus miradas sabían que a pesar del mal trato del Rey eso no evitaría que sus sentimientos no sean mutuos a pesar de saber que la sociedad francesa no los veía con buenos ojos, eso era lo que menos les importaba; pero lo que no sospechaba la joven gitana era lo que el monarca haría ante ella.

Ahmena y Dhivano [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora