La semana paso muy rápido y el día tan ansiado llego Ahmena decidió hablar con su padre para pedir que ella entrenara sola todas las tardes sin ayuda de él. El hombre acepto así que Ahmena ese día se fue haberse con aquel joven, este ya estaba ahí esperándola él se alegró mucho de verla ella se bajó de su caballo este a penas de ver que bajo de aquel caballo blanco le dijo:
—que bien viniste como esperaba, sabía que mis encantos te traerían hacia mí, ni una doncella se resiste a ellos.
La joven la vio con unos ojos de incrédula.
—vaya me alegro que ya estés bien si no, no estarías tan sarcástico y con ese humor, creyendo que vine sobre todo por ti, porque eres tan guapo, valiente, y sobre todo tan humilde.
—ah hasta que reconoces mis encantos mi lady—dijo sarcásticamente aquel joven con pose de un gran conquistador.
—por supuesto que no, no eres nada encantador—le contesto un poco enfadada—
—aunque me digas lo contrario dentro de ti sabes que es verdad...
—la verdad no puedo creer que ego más grande tienes—suspiro al joven sacando una gran exhalación de sus pulmones.
—no es ego, es la verdad, pues para que sepas niña muchas mujeres se han enamorado perdidamente de mí y sé que tú no serás la excepción.
La joven al escuchar esas palabras estallo en carcajadas agarrándose del estómago.
—jajaja que buen chiste, no me hagas reír ¿enserio? y ¿qué tal si sucede al revés si tu terminas completamente enamorado de mí? que yo igual tengo mis encantos, por cierto—levanto una de sus cejas.
El joven que igual era muy incrédulo le dijo;
—hay niña nadie ha logrado enamorarme, ni una doncella ha logrado atrapar mi corazón de verdad necesitaría ser muy especial, para que logre atraparme, pero sé que eso jamás va a pasar, lo más probable es que tu termines locamente enamorada de mí.
La joven ya no toleraba más aquellos auto halagos que se daban aquel joven de piel blanca y muy atractivo, pero claro lo opacaba su gran pero gran narcicismo que ella lo iba a traer a su realidad;
—¡ay dios! Mira para que quede claro no vine por ti, vine para que me enseñes a pelear como me prometiste y así recuperar mi crucifijo que es muy importante para mí, si vas a seguir con ese ego de ser un conquistador de doncellas, mejor me voy ya que tuve que mentirle a mi padre para estar aquí puesto, que nadie sabe que entrenare a solas contigo, pero créeme no soy una más de esas doncellas tontas que hayas enamorado y que caiga rendida a los brazos de un niño bonito, así que no me hagas enojar—se giró efusivamente dándole las espaldas al joven ya que no aguantaba tanta arrogancia por parte de él—
—ah ya calma te linda bestia y pensándolo bien tienes razón, no eres como esas jóvenes doncellas puesto que ellas son delicadas, tu no, eres como un animal, mejor dicho, una fiera salvaje jajaja—no paraba de reírse aquel joven en cierta manera era una risa falsa para no admitir que la joven lo cautivaba.
—si como siempre no podría faltar tus ofensas, sabes que mejor me voy, no tiene caso discutir con un tonto.
La joven empezó a subirse en su caballo el joven la detuvo y le dijo:
—no espera, ya olvidemos esas cosas, mejor pasemos a entrenarte.
—si vas a dejar tus tonterías a un lado, está bien entrenare contigo—Ahmena decidió ponerle condiciones a aquel joven— si sigues otra vez tomare a mi caballo y me iré aun me pidas que me quede de nuevo, ¿prometes que ya vas a dejar ese estúpido ego de niño bonito? —Ahmena le hizo ver en aquel momento esa actitud que tanto la enfadaba por alguna extraña razón a aquel joven sentía una atracción por el carácter de la joven.
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Ahmena y Dhivano [Terminada]
Ficción histórica¿Alguna vez oíste de la Maldición de la Luna Negra? Conoce la historia del amor de Ahmena y Dhivano, dos amantes unidos por el destino y esta maldicion uno viene de la opulencia, el lujo y, sobre todo del rechazo de su padre. La otra viene de la pob...