El Rey llego a las habitaciones de su esposa y dentro del el sentía una gran incertidumbre ya que sabía que faltaba dos meses para su alumbramiento no se preguntó el por qué, su esposa estaba a punto de parir, sino solamente pensaba en ella y que el Señor la cuidase. El Rey enseguida entro al su castillo. El ama de llaves se le acercó y le dijo:
—Señor usted vaya a la habitación de su esposa, mientras yo voy por las cosas que pidió la partera.
—está bien anda y da ti prisa, que urgen.
El Rey enseguida subió las escaleras dirigiéndose a las habitaciones de su esposa Mientras tanto en aquellas habitaciones la partera estaba tratando de prepararlo todo.
La partera le pidió ayuda a la sirvienta:
—ahora ayúdame a despertarla para su labor de parto
La sirvienta y la partera la acomodaron y empezaron a hablarle, la sirvienta Nadina le dijo;
—Señora tiene que despertar, hágalo por su hijo él tiene que nacer.
La Reina escucho sus palabras y logro reaccionar y con voz débil dijo:
—si él tiene que nacer, tiene que nacer...
Madeleine vio a la sirvienta Nadina que estaba junto a ella y esta le extendió la mano para que esta se lo agarrase y le dijo;
—por favor Nadina no dejes que los malos deseos y la maldición de mi hermana caigan sobre mi hijo, ni el tuyo que pronto igual tu tendrás, por favor ayúdame a que eso no pase.
—por supuesto que no lo vamos a permitirlo nuestra amada Reina, eso no es verdad eso de las maldiciones es una superstición no es realidad.
Madeleine grito de dolor dijo
—y por qué si dices que es una superstición esto me está pasando ¿Por qué?
—porque las cosas a si pasan, mi Reina, solo son casualidades.
—Siento que moriré, que la maldición me va arrastrar hasta mi muerte, pero no puedo permitir que arrastre a mi hijo también esa maldición, eso no.
La sirvienta Nadina no podía ocultar su cara de tristeza e impotencia agarrando la mano de la Reina y rezándole a Dios le dijo:
— no diga eso mi Reina, usted no va a morir, mucho menos su hijo, no se preocupe el no será castigado por que es un inocente en esto.
La puerta se abrió y entro el ama de llaves y en las manos ella traía todo lo que la partera había pedido
—— pon las cosas ahí y ¿Qué paso? ¿Le avisaste al Rey?
——si el acaba de llegar y está en el pasillo, esperando sus noticias.
——muy bien sal y dile que no se desespere que haré todo lo posible por que tanto su hijo como su esposa salgan con bien
——está bien
El ama de llaves salió y le comunico al Rey las palabras de la mujer.
Él se quedó ahí un poco preocupado, el aun no sabía que su querida esposa había caído de las escaleras y por esa razón estaba a punto de parir.
Durante varias horas el palacio se inmovilizo, en el castillo caía ya una torrencial lluvia y unos fuertes relámpagos que hacían que uno muriera de miedo, solo se podía escuchar los gritos de Madeleine en todo el lugar.
Mientras tanto afuera de la habitación de Madeleine el Rey no dejaba de caminar de un lugar a otro nervioso y pensativo escuchando cada grito de su mujer, el cual le desgarraba el alma.
La partera le dijo a la Reina:
—puje, puje su Majestad, que está a punto de venir el heredero del Rey, vamos con fuerza puje.
Madeleine gritaba con fuerza, con cada pujido que ella daba, la vida se le iba de su cuerpo era demasiado esfuerzo para ella, últimamente había tenido un embarazo muy delicado con enfermedades y debilidades constantes, por esa razón su parto era muy difícil Y al fin el llanto más esperado del Reino se escucho era el llanto del primogénito del Rey la partera observo y dijo:
—si mi Reina así, acaba de nacer su hijo que ha sido un varoncito.
La sirvienta seguía sosteniendo la mano de aquella mujer vio su rostro y sonrió al igual que lo hizo la Reina, pero suspiro muy fuerte ya que no podía más sus fuerzas estaban totalmente agotadas solo sonrió sutilmente y dijo:
— ¿Mi hijo está bien?
La partera le respondió:
—Si su Majestad, es un hermoso bebé saludable, un niñito.
La Reina Madeleine empezó a gritar un dolor la atacaba de nuevo la partera se acercó a esta y se sorprendió y observo algo que no podía creer.
—Oh Dios mío no puede ser verdad.
La sirvienta Nadina quedo sorprendida a ver el rostro asustado de aquella mujer y pregunto a la partera.
— ¿Qué sucede?
La partera respondió:
—La Reina va tener otro hijo, viene al mundo otro hijo
La sirvienta Nadina que sostenía la mano de la Reina, se sorprendió al igual que esta al escuchar aquello la Reina prosiguió gritando, mientras el llanto del primogénito del Rey se escuchaba y este estaba en el pasillo afueras de la habitación, el cual al escuchar los llantos de su primogénito que no pudo esperar más y abrió la puerta de la habitación de Madeleine y entro gritando:
— ¿al fin tengo un heredero?
La partera se acercó a él y temblorosa le dijo:
—Señor, tengo algo que comunicarle, al parecer viene al mundo otro hijo.
Al escuchar esas palabras el Rey le invadió una gran alegría, pero sin embargo tal vez esa alegría seria su sufrimiento.
— ¿Otro heredero? no lo puedo creer, mi querida esposa me da otra dicha inmensa, mi amada Madeleine, que feliz me hace.
El Rey observo a la partera y la noto nerviosa y le dijo:
— ¿Qué es lo que sucede? ¿Porque parece que no es una gran noticia?
—Es que hay un problema Señor, sólo puedo salvar a uno de los dos, ella perdió mucha sangre, está muy débil y traer al mundo a su hijo es un gran esfuerzo, que terminaría por matarla.
El Rey no lo podía creer, nunca se esperó una noticia de esa magnitud; su amor por ella era mayor que cualquier cosa sobre la Tierra y sin más que pensar contesto:
—Con ella viva podré tener más hijos, pero si aun así no me los volviera a dar, me conformaría con el que me acaba de dar,
—Lo más común en estos casos es que se salve el hijo y no la madre.
—Nadie decide otra cosa, más que yo y amo a Madeleine más que nada en el mundo y mi elección ya está hecha, no me importa ese hijo si es que es culpable de su muerte, solo quiero que ella se salve.
La partera le dijo:
—Salga por favor que haré todo lo posible porque su amada esposa se salve.
En ese momento el Rey camino para la puerta de la habitación con el corazón lleno de miedo de que algo el pasara a su esposa lo que el pronto viviría sería lo más desgarrador de su vida, mientras el cruzaba esa puerta sintió un mal presentimiento solo no quiera que se hiciera realidad solo confió en Dios, pero pronto su reina tendría que tomar una decisión.
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Ahmena y Dhivano [Terminada]
Historical Fiction¿Alguna vez oíste de la Maldición de la Luna Negra? Conoce la historia del amor de Ahmena y Dhivano, dos amantes unidos por el destino y esta maldicion uno viene de la opulencia, el lujo y, sobre todo del rechazo de su padre. La otra viene de la pob...