62.-"Las confesiones de un monarca desquiciado"

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Mientras tanto en el Reino Ahmena quería ir a ver a su familia, ella desconocía por completo que su madre estaba muy grave o que ya había fallecido, se sentía como un pájaro en una jaula, no entendía por qué su hermano hace tiempo no venía a verla, como lo hacía antes solo se quedaba en su habitación pensativa o iba alas jardines reales a sentarse un rato, pero se moría de ganas de ver a su familia, pero el Rey le dijo que lo mejor era que esperara, ella ya quería tener esa vida ser una simple plebeya, no una princesa, el Rey hacia todo por complacerla, pero sentía que ya era el momento de darle el golpe, para dejarla completamente sola y que no pudiera hacer más que terminar en sus brazos, el solo quería poner su perverso plan en marcha , así tuviera que matar a cada hombre de ese clan lo haría, así que hablo con sus hombres, el Canciller Leonilo estaba atrás escuchando como el Rey le pagaba a unos hombres para que irrumpieran el campamento de los gitanos y este les dijo:

—quiero que entren en el campamento del clan Charpentier, el que está en la zona oeste del pueblo y quemen todo a su alrededor mi tan a cada hombre mujer o niño que puedan, no tengan piedad quemen todo, arrasen con todo y que se vea como un ataque del Reino de los Duques de Befordy, digan que Carlos Lancaster, lo mando hacer, principalmente localicen a su líder François Charpentier y su hijo Donatien mátenlos y cuelguen sus cuerpos, que no quede nadie vivo nadie, pero háganlo parecer una emboscada, que nadie sospeche que fui yo el que mando hacerlo.

Leonilo al escuchar terribles palabras espero que los hombres se fueran para hablar con el Rey y preguntarle el ¿por qué de tan horroroso crimen?, los hombres salieron de las habitaciones del Rey y entro el Canciller Leonilo preguntándole al Rey el por qué porque iba a matar tan inocentes personas ¿que lo motivaba hacerlo?

—que hace aquí Canciller Leonilo ¿ya tiene por costumbre espiar a su Rey?

—por supuesto que no era mi intención, pero eh observado de un tiempo para atrás, mi Señor que usted ya no es el mismo ya no es aquel hombre bueno y justo que eduqué, mucho menos el hermano que vi crecer.

—hace muchos años que te pedí que no te dirigieras ante mi como hermano, recuerda que tu yo no somos nada.

—eso lo se Louis Edouard, pero no evita que vea como te destruyes a pesar de todo somos hermanos, aunque te niegues aceptarlo, aunque muchas veces me hayas humillado como el sirviente como siempre he sido para ti

—qué bueno que almenas sabes el lugar que ocupas.

—a pesar de saberlo Rey Louis Edouard quiero que sepas que te quiero eres mi hermano hijos del mismo padre y eso siempre me hará tenerte afecto y por el afecto que te tengo podría atreverme a decirte que estás perdiendo la razón.

—callar Leonilo, no necesito tus palabrerías estúpidas, ni de tus observaciones, así que no te metas donde no te han pedido que lo hagas, y también recuerda tu promesa hecha que jamás en tu vida harías referencia nuestro parentesco así que no es de tu incumbencia.

——lo sé, sé que hice esa promesa a nuestro padre, pero también le juré protegerte a ti y a toda la familia Urbinio por que como lo desees ver son mi familia.

—no somos, ni seremos jamás de tu familia tu solo eres un maldito ilegitimo, un maldito que no le pertenece nada. Tú madre fue tan solo una prostituta que engatuso a mi padre y se preño de él y al final el fruto óseo tu fue educado para servir a los hijos legítimos de mi padre.

— ¿eso es lo que te duele no Luis Eduarda? que nuestro padre ante todos fue capaz de reconocerme, se el odio que tu madre le tuvo a la mía ya que mi padre amo a la mía eso no lo pudieron soportar tú y tu madre.

—calla ti Canciller Leonilo tu solo eres la mancha de los Urbinio un gran error que cometió nuestro padre y tu madre jamás dejara de ser esa prostituta ante todo Francia tu eres nadie así que no te metas en esto.

Ahmena y Dhivano [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora