La sirvienta seguía recordando aquel día, y le dijo al Rey Louis Edouard:
-Como escuché lo que le ordenó al Canciller Leonilo, enseguida me apresuré a ir a la habitación donde estaban los dos recién nacidos, tome a la recién nacida en mis brazos y la alejé de las garras de Leonilo, sabía que mi amado Leonilo no era un hombre malo mucho menos un asesino, pero nos amaba tanto a mí y a su hijo que llevaba en ese momento en mi vientre, que él sería capaz de cometer ese atroz crimen, ya que lo hacia abajo las amenazas impuestas por usted y, antes de que llegase a cumplir sus órdenes, decidí salvar a la niña.
La sirvienta seguía en sus recuerdos.
Ya en la habitación, ella estaba pensando que hacer para salvar a la pequeña, ya que no podía dejar a la niña en los dominios de su padre, tampoco ella podría acusarlo de algo puesto que este era el Rey y ella una simple sirvienta del castillo, así que solo había una solución que su mismo corazón le dictaba. Vio el rostro angelical de la niña y le dijo:
-No te preocupes, yo te salvaré.
Así que esperó un tiempo, se acercó a la cocina, tomo una canasta de mimbre, entró a la habitación, tomó unas mantas blancas y unos pañales de seda con el escudo familiar bordado, envolvió a la niña y salió de las habitaciones. Antes de salir el ama de llaves cruzaba por el lugar, vio a Nadina que salía muy de prisa y le preguntó:
-Señorita Nadina, ¿que lleva en las manos?
Ella no le contestó y salió corriendo. El ama de llaves le dijo:
-A dónde va, espere...
Ella ya había preparado un caballo, la lluvia cesó, ya el cielo estaba despejado, las estrellas se veían en el cielo con excepción de la luna que no aparecía en esa noche.
Cabalgó en el caballo como nunca, teniendo cuidado con la bebé que yacía en la canasta y en los brazos de esta y ya algo lejos, dejó a la recién nacida en las orillas del hermoso y majestuoso Río Loira. Nadina sabía que al depositarla ahí cualquier mercader podría ver a la niña y podría salvarla, así que escribió en un pedazo de papel la palabra "Yalhmena" esa palabra era la que la Reina le pidió que le pusiera de nombre a su hija antes de morir, ya que esa palabra significaba para ellas "Bendita por Dios" y Nadina pensó que si la niña se salvara lo cual muy dentro de ella sabía que así sería, podría identificarla y conocerla, claro si es que algún día su destino la enviara de nuevo a ese lugar y podría recobrar a su familia, la bendijo y pidió a los cielos y a Dios que la cuidara.-Adiós pequeña Yalhmena, que Dios te proteja y cuide, sé que te salvarás y alguien no te dejara morir de frio, algún día sé que recuperaras a tu familia.
Enseguida ella le dijo al Rey
-Así como lo escucha yo deposité en una canasta a la joven Ahmena y enseguida la dejé en el río y los gitanos la salvaron de aquella noche fría.
El Rey quedó estupefacto de aquellas revelaciones de esa mujer, pero aun así seguía negándose ante esa verdad.
-No puede ser mi hija murió.
-Ella no murió.
-Leonilo ¿de qué está hablando esta mujer? está completamente loca.
-Louis Edouard, ella dice la verdad.
-No puede ser verdad, si usted Canciller me dijo que lo había hecho, que la había matado, que la había ahogado en el río.
El Canciller que al igual que el Rey, estaba asustado frente a esa verdad y le dijo:
-Créeme que estoy muy impactado por esta verdad, pero, esa noche no lo hice, no pude matar a mi sobrina Louis Edouard.
El Canciller contó tan terrible secreto que guardó con Nadina todos estos años; él se acordó con detalle todo lo que había acontecido aquel día...
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Ahmena y Dhivano [Terminada]
Historical Fiction¿Alguna vez oíste de la Maldición de la Luna Negra? Conoce la historia del amor de Ahmena y Dhivano, dos amantes unidos por el destino y esta maldicion uno viene de la opulencia, el lujo y, sobre todo del rechazo de su padre. La otra viene de la pob...