Luba estaba perpleja, pero decidida respondió:
—Me quedaré aquí, por la promesa que ambos hicimos a mi hermano.
François asintió agradecido.
—Muchas gracias Luba; ahora es muy tarde, debemos ir a dormir, dormirás en mi campamento.
Luba hizo un gesto negativo y le dijo:
—No François, ya has hecho demasiado por nosotros.
—Se amable y acéptalo, yo dormiré afuera, te enfrentaste a mucho hoy y estás muy cansada.
De repente, François tomó a Luba de la mano para llevarla al campamento, a lo cual ésta reaccionó sonrojándose.
François la subió al carromato, y contempló por un rato a aquella mujer ciega, pero sumamente hermosa; vio como ella se quitó el pañuelo de la cabeza, y cayó un largo y rizado cabello. Cuando iba a quitarse la ropa, ésta dijo:
—Ya puedes irte François, sé que sigues aquí, no escuché tus pisadas de que te retiraras.
Éste, apenado, respondió:
—Discúlpame, sólo que eres muy hermosa y no pude evitar no mirarte.
Luba se sonrojó aún más y sólo alcanzó a decir:
—Buenas noches François.
Él le dijo lo mismo.
Al salir de campamento, François quitarse aquella imagen de la mujer, y su rostro tan hermoso.
Ya de mañana, Ahmena fue la primera en despertarse, y se acercó a François, quien cocinaba una enorme olla de comida igualmente había un pequeño niño sentado en la fogata era el hijo de François Donatien ,El chico tenía los ojos más ámbar que había visto Ahmena, los cabellos pelirrojos, su piel un poco blanca sus labios color carne sus complexión era delgada casi huesudo, pero no al extremo de la desnutrición, su vestimenta era una chaqueta ajustada en la cintura, con mangas, confeccionada con telas de lino. Debajo de esta chaqueta traía una especie de chaleco, que se cerraba con lazos por delante. El calzado era de cuero suave, y la delgada suela se protegía con chanclos de madera. enseguida que se percató François de Ahmena le dijo;
—Pequeña Ahmena, veo que ya estás muy recuperada. Ven acerca te Ahmena te quiero presentar a mi pequeño hijo él es Donatien;
—el chico que parecía un poco tímido le dijo;
—hola, mucho gusto yo soy Donatien.
—la niña le sonrió y le dijo, hola mucho gusto yo soy Ahmena.
François enseguida dijo;
—Buenos niños espero se hagan muy buenos amigos me daría mucho gusto que se llevaran muy bien.
El niño enseguida respondió;
—Si padre, Ahmena es casi de mi edad y nos llevaremos bien ¿No es así?
Ella le respondió:
—Sí, claro al igual; quería darle las gracias personalmente a usted señor, aunque mi mami ya lo haya hecho.
—No tienes por qué agradecerme, les debo a ustedes eso y más.
—Mi mamá siempre me ha dicho que debo dar las gracias de cualquier manera.
François le sonrió.
—Está bien, acepto tu gratitud si tu aceptas la mía.
Ahmena asintió, y luego preguntó:
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Ahmena y Dhivano [Terminada]
Historical Fiction¿Alguna vez oíste de la Maldición de la Luna Negra? Conoce la historia del amor de Ahmena y Dhivano, dos amantes unidos por el destino y esta maldicion uno viene de la opulencia, el lujo y, sobre todo del rechazo de su padre. La otra viene de la pob...