28.-"La Odalisca de la Luna Negra"

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La función ya había empezado François salió y se presentó delante todo el público hicieron algunos números como era de costumbre y dejo el baile de su hija para el final, después de que el Rey y su hijo habían presenciado el espectáculo de traga fuego de Donatien, François se paró delante todo el público para anunciar el espectáculo final, todas las luces de las velas estaban apagadas salvo algunas que lo alumbraban a él y este dijo de forma mística y misteriosa:

—Muy bien para este gran final que "el clan Charpentier" le trae para ustedes, les presento con gran orgullo a "la Odalisca de la Luna Negra" mi querida hija que nos deleitara con su hermoso baile espero sea de nuestro agrado y que lo disfruten y aquí esta...nacida con la hermosa luz de la luna "la odalisca de la luna negra".

Las luces de las velas se enfocaron en aquella cortina roja, donde se vio una mano salir cubierta de lindas piedras preciosas y tinta de heno, todos quedaron a tintos viendo esa hermosa mano blanca que después fue el brazo completo y la salida de una de sus hermosas piernas con unos muslos maravillosos y de color blanco, ella empezó saliendo suavemente de la cortina con su hermoso velo hiena de brillantina, donde ella encantaba a todo el mundo con un gran hechizo de sus ojos delineados de negro, la música árabe inundaban el lugar un hombre árabe cantaba con una fuerte voz, ella se movió con tan delicadeza que parecía estar frotando encima del piso, prosiguió moviendo las caderas y quitándose el velo de su cabeza y conservando tan solo esa tela que le cubrió la mitad de su cara, bailaba con su hermoso velo que la envolvió en un mar de sueños todo su delicado cuerpo, el Rey quedo maravillado y con la boca abierta al igual que el hijo con la exótica bailarina, meneando su cuerpo al compás de la música, hechizando a todos los hombres de aquel lugar y a la mujeres maravillándose , envidiando la belleza de aquella mujer de cabellos dorados, que no dejaba de sorprender , entonces siguió ella no se había dado cuenta de quien estaba ahí, ya que solo se concentró en ella, dio vueltas seduciendo con la mirada como invitando a seguirla, como invitando que ellos vallan al cielo con ella, ella se acercó al Rey, no quitaba su mirada en él, el Rey por alguna razón al observar aquellas orbitas verdes le llamo demasiado la a tinción sus ojos le recordaban al de su esposa como en un salto en el tiempo aquellos hermosos recuerdos como la mirada que muchas veces su esposa le obsequio, aquellos ojos, iguales a la de ella la forma de esas orbitas, enseguida vio la imagen de su amada esposa en sus mente y lo proyecto directamente en aquella bella joven, una burbuja lo envolvió su mente en ese momento perdió la compostura, la razón a partir de ese momento desaparecería pro completo en él ya que sintió que había resucitado en aquella bailarina su esposa Madeleine. Se perdió en ella no existía nadie más en aquel recinto, en el Rey nació al igual algo que jamás pensó que nacería de nuevo, el encanto por otra mujer.

Solo observaba aquella silueta que lo envolvía, su corazón latía sin parar, el hechizo de aquella joven que lo llevaban a lugares más lejos de su sentir, ella lo llamaba con el velo, ella simplemente no dejaba de expresar ese encanto que volvía locos a todos del lugar. Mientras tanto el joven sentía que la conocía pero no sabía de donde, el igual quedo hechizado por aquella bella mujer sintió que la deseaba el vaivén de sus caderas, lo enloquecía sintió que esos hermosos ojos lo comían vivo pero tenían una expresión que el sentía que conocía y no podía asegurar de donde, así que el joven Príncipe muy pronto sabría quién es aquella joven tan encantadora, la joven prosiguió a quitarse aquella tela que cubría la mitad de su rostro, esta lo dejo caer en el suelo delicadamente aquel pañuelo que la cubría, que no dejaba mostrar quien era esa hermosa joven que hechizaba a todos. Ya que no solo hechizaba a los hombres Urbinio, hechizaba de igual manera a todos los invitados del lugar. El pañuelo ya estaba en el suelo y cuando el joven Príncipe voltio y vio claramente quien era aquella joven, puesto la luz reflejaba directamente en su rostro se dijo internamente:

—no puede ser es Ahmena, es Ahmena...

Ahmena siguió con su baile hechizando al Rey, el Rey al mirarla, por completo el rostro igualmente se dijo internamente:

—No puede ser es mi amada Madeleine, esa joven es mi difunta esposa Madeleine, no puede ser no, Madeleine está muerta, los muertos no resucitan, no resucitan...

Ahmena veía los ojos del Rey que este la veía con ojos de gran pasión, de gran asombro que enseguida estos ignoraban a toda le gente, para él no había más gente que aquella muchacha, se sintió inmediatamente hechizado, emborrachado, extasiado por la belleza de aquella joven.

El jovencito voltio a ver bien aquel joven sentado junto al Rey era muy difícil verlo bien, ya que estaba oscuro y la única luz que iluminaba aquel lugar eran las que la enfocaban a ella, sintió curiosidad por ver bien, quien era aquel joven, así que se acercó muy seductoramente y le acaricio el rostro con el velo en su mano. Cuando las luces reflejaron bien el rostro que ella instantes atrás había tomado entre su mano enseguida lo soltó y quedo paralizada no se movía sus ojos eran de sorpresa el Rey, se sentía un poco incómodo y no entendía por qué sentía incomodidad de que aquella joven tocara el rostro de su hijo y no de él, la joven, vio los ojos del Príncipe y eran esos mismos ojos azules que la habían enamorado y decía así misma:

—no puede ser, no puede ser es Garis, pero ¿Qué hace aquí?, ¿Que hace Garis aquí y sentado junto al Rey? no entiendo.

Y susurro en su oído del joven:

——Garis ¿eres Garis?...

Toda la gente quedo extrañada no entendían por qué ella no seguía bailando

Garis la veía fascinado y asombrado con los ojos le comunicaba que estaba tan feliz de verla tan feliz, de que ella bailara para él.

Enseguida Ahmena reacciono al no escuchar respuesta de su parte se voltio y siguió bailando y no dejaba de ver al Príncipe y el Rey no dejaba ni un segundo de verla a ella, siguió con un gran asombro en cambio Ahmena quería parar de bailar, pero no podía sabía que debía de terminar, así que termino de bailar, finalizo su espectáculo, salió de aquel lugar salió corriendo y detrás del escenario se decía así misma

—es Garis, es Garis—ponía l puño de su mano derecha en su pecho con el corazón acelerado— aquel joven es Garis, no puede ser ¿qué hace aquí? ¿Por qué tenía que encontrarlo hoy aquí? ¿Por qué trae ropas tan finas? y sobre todo ¿qué hacía sentado junto al Rey un plebeyo? —miles de dudas saltaban en la cabeza de Ahmena no podía descifrar aquellos misterios.

Mientras tanto todos empezaron aplaudir con gran entusiasmo que pedían verla de nuevo el Rey decía:

—bravo, bravísimo, es maravillosa. —dijo asombrado el Rey en ese momento algo ocurrió en su interior y enseguida haría algo que desafiaría a los demás nobles del lugar.

Ahmena y Dhivano [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora