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Habían pasado tres horas desde que comenzaron las clases, desde que Jade habia llegado junto a Louis. Rodeé mis ojos al escuchar las alabanzas de Jade hacia el ojiazul. Teniamos una hora libre por lo que aprovechamos para ir por algo de desayunar, por lo que en este momento nos encontrábamos en la cafetería central. Jade seguía hablando, miré a Liam y Jer y las expresiones en sus rostros revelando fastidio y desesperación me hicieron soltar una carcajada. Pero nadie callaba a Jade, mas bien nadie quería recibir un golpe de su parte.
— Cambiando de tema.— Levantó la voz Liam, lo miré divertida.— Cindy me invitó a una fiesta, en realidad, nos invitó.— Corrige.
— La odio.— espeta mi amiga y la miramos frunciendo el ceño.
— ¿La conoces? — Le pregunta Jer aún confundido.
— Es la ex novia de Louis, la odio.— rodeé los ojos. Jade era un caso.
— ¿Iremos?— Preguntó Liam antes de tomar un trago de su botella de agua.
— Yo si voy.— Levantó la mano Jer, lo miré.— ¿Qué? Quiero mover el bote.
Reí.
— Pues... estaría bien, aunque no me gustan mucho las fiestas esas, hay demasiado alboroto. Saben que prefiero salir con ustedes a un bar y ya.— Hice una mueca.— Me hago pis, voy al baño.
Puse mis dos manos en la mesa y me impulsé hacia arriba para salir de ahí.
— ¡Cuidado!— gritó Liam.
Pero es muy tarde ya que debido a mi idiotez, le había tirado el almuerzo encima a alguien, me giré lentamente. Mi abrigo se había manchado pero a comparación de él era nada ya que toda su ropa se había manchado de queso y refresco.
— Oh Dios mio, Lo siento, yo no me fije.— Me disculpé al ver su ropa, levanté mi mirada y fruncí el ceño.
¿Era nuevo? No, no lo creo su rostro se me hacía conocido.
— N..no te preocupes, tengo ropa en mi casillero.— Se encogió de hombros, despreocupado.— Está todo bien, tranquila.
— Genial. Me refiero a que tengas algún cambio en tu casillero. Me hace sentir menos idiota. Enserio, lo lamento.— Me apresuro a decirle, lo miro un poco avergonzada.
Se rió.— En serio, está bien.— Yo asentí no muy convencida. Me regala una sonrisa y me es imposible no devolvérsela.
— Mmm... bueno, yo necesitaba ir al baño así que...— Apunté afuera de la cafetería.
— Oh sí, adiós.— Dijo sonriendo, haciendo que unos hoyuelos aparezcan en sus mejillas.
Asentí y salí corriendo de ahí. En camino al baño la intriga me carcomía, ¿Quien era él?
