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Fue imposible no abrazar a Harry, en realidad lo había extrañado muchísimo, luego de nuestro abrazo seguimos jugando entre todos mientras yo les contaba lo que había decidido, ellos incluso se emocionaron mucho más cuando les dije que me quedaría.
— ¿y qué pasó con Noah?— Sacó el tema Jade, hice una mueca no me gustaba hablar de eso frente a Harry.
— ¿Siguen juntos?— preguntó Liam, todos me observaron.
— Eh... si, bueno yo no estaba muy convencida de las relaciones a distancia pero al parecer el tenía mucha fé en que esto funcionara, así que seguimos juntos.— contesté mientras jugaba con los dedos de mis manos.
— Bueno eso es... genial.— dijo Liam.— es bueno que lo intenten.
— Si, puede que funcione... o no.— comentó Niall.
Hubo un silencio incómodo algo que no me agradaba, gracias a Dios mi celular comenzó a sonar sacándome de ahí.
— Voy a contestar.
Me levanté del sofá y salí de la habitación.
— Hola cariño.— dijo Noah apenas descolgué.
— Hola Noah, lo siento olvidé llamar.
— No te preocupes, ¿estás en casa ya?
— Mm... no estoy en casa de Liam.— Escuché que soltó un suspiro.
— ¿Tan rápido?
— Si bueno decidí venir a visitarlos, los extrañaba y quería verlos, son mis mejores amigos Noah...
— Lo siento, sólo que te extraño, solo una pregunta...¿está él?
— Si, tenemos el mismo grupo de amigos no se porque tu pregunta.
— Hablamos cuando llegues a casa, te quiero amor.
— Y yo a ti.— Colgó.
Genial no habían pasado ni 10 horas desde que me fui de Boston y por poco y ya estamos teniendo nuestra primer pelea de distancia. Solté un suspiro, no sé porque sentía que esto no iba a funcionar, pero no quería lastimarlo.
Llegué a mi casa luego de que Jer me trajera, ya estaba cansada y lo único que quería era dormir, quise llamar a Noah pero el sueño me ganó, no creo que se enojara por eso, aparte en Boston son las 7 de la mañana lo mas probable es que esté dormido.
Al día siguiente desperté por el sonido del timbre, a regañadientes bajé a abrir, odiaba ser despertada. Ni siquiera me importó como estaba vestida ni ponerme unas pantuflas, bajé con mis calcetas blancas. Abrí la puerta y corrí por el pasto hasta llegar el portón donde estaba un chico mas o menos de mi edad, traía unos papeles en sus manos, lo miré extrañada.
