¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Desperté debido a unas caricias en mi hombro, sonreí sin siquiera abrir mis ojos, sabía de quien se trataba.
— Harry me haces cosquillas.— susurré con mi voz ronca.
— Amor.— Se acerco a besar mis labios, abrí mis ojos encontrándolo muy cerca de mí lo que me hizo sonreír.— Tengo que ir por unas cosas que mi padre me ha encargado.
— No te vayas.— me acerqué a él lentamente acariciando su abdomen por debajo de la sábana.
— ¿Quieres que repitamos lo de anoche?— Pregunta con su voz ronca y pasiva, algo realmente sexy en él.
— Tal vez.— susurré mientras besaba su cuello, dejando besos húmedos.
En un movimiento rápido Harry me tomó de la cintura para ponerme encima de él. Gemí al sentir nuestros cuerpos desnudos tocarse.
— Amo hacerte el amor en la mañana.— Ronronea repartiendo besos en mi cuello, no me deja responder cuando ya había atrapado con sus dientes mi labio inferior para que lo besara, el beso empezó lento, luego empezó a subir de tono tornándose salvaje y lleno de deseo. Harry se dio vuelta en la cama quedando él arriba, nuestras miradas se encontraron, conocía esa mirada. Los besos de Harry descendieron desde mi cuello hasta llegar a mis pechos donde mientras se metía uno a su boca comenzaba a masajear el otro, gemí cerrando mis ojos, sentí la sonrisa de Harry luego como sus besos siguieron bajando al llegar a mi estómago bajo tomé su cabello y lo atraje hacía mis labios de nuevo.
— Me encantas.— susurró con su tono de voz sexy y ronca algo que me volvía loca. Entrelacé mis piernas en su cintura para atraerlo a mi, ambos gemimos al sentir nuestros cuerpos juntos.
— Hazlo.— le dije con la poca voz que salía de mis labios. Harry tomó mi cintura con fuerza pero sin apretar al punto de que doliera, y lentamente entro en mí.
— Jamás me cansaré de esto.— añade con su voz llena de placer. Las embestidas cada vez aceleran el ritmo mis uñas se encajan en la espalda de Harry debido al placer y la fantástica sensación que sentía.
— Entonces, ¿te vas?— le digo haciendo un puchero observando como salía del baño lavándose los dientes ya con sus jeans puestos.
— Nena si me quedo aquí tu y yo no salimos de esa cama.— Mis mejillas se acaloran, Harry se acerca y besa mis labios, sonrío al verlos hinchados y muy rosados.
— Tus labios en éstos momentos son muy apetecibles.— Susurré muy cerca de él, me acerqué de nuevo a besarlo y por supuesto que lo aceptó.
