Capítulo 24: El malvado examinador

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――Había una mujer, sola.

Sensible al dolor, siempre estaba llorando, siempre emocional.

La única razón de su dolor era que no podía perdonar su propia falta de fuerza. A su alrededor, siempre había un mundo lleno de conflictos, violencia y guerra.

No importaba cuánto suplicara, no importaba cuánto gritara, no importaba cuánto intentara, no importaba cuánto rezara, la pena nunca terminaba. Entonces, ella comenzó a maldecir el destino.

Mientras lo maldecía una y otra y otra vez, se dio cuenta; No tenía sentido, sin importar cuántas lágrimas derramara. Y cuando se dio cuenta, comenzó a desear algo más.

Fuerza Bruta.

Para obtener un poder que le permitiera tirar todo, que le permitiera abrumar a todos los demás, luchó hasta sus límites y corrió, dirigiéndose hacia el poder que tanto deseaba.

Ella no estaba persiguiendo el poder de dañar, ni el poder de tomar. Ella no tenía uso para eso.

Ella persiguió el poder que nadie podía alcanzar, que creía que podía usar para poner fin a la violencia.

La mujer que lloraba tanto, quería que el poder dejara de llorar.

Sabía que si permanecía impotente, nunca podría detener una pelea donde el poder se enfrentaba al poder.

Su voz permaneció en silencio. Sus deseos no se cumplieron. Incluso si sus propias penas se mantenían distantes, la tristeza aún nublaba el cielo.

¿Cómo podrían estar bien? ¿Cómo podrían lastimarse unos a otros? ¿Cómo podrían pensar vivir con esas cicatrices? ¿Cómo, cómo, cómo? ¿Por qué no podrían darse cuenta de que tienen otras formas de vivir?

Mujer: Los niños están llorando. Los ancianos están llorando. Los hombres están llorando Las mujeres están llorando Todos están llorando. Entonces por qué--!!

Para detener exactamente eso, ella solo deseaba poder.

Entrenándose, soportó todos los dolores para finalmente obtener un testamento revestido de hierro.

Finalmente, encontró el final de su camino. El pináculo de la fuerza donde nadie más podría alcanzar.

De pie en el campo de batalla, ella gritó para detener la pelea.

Para abrumar a todos los demás poderes con los suyos, para aplastar todo dolor, destruir toda malicia y detenerse ante ella, el flujo interminable de lágrimas, ella luchó al máximo.

Golpeando a los que blandían sus espadas, pateando a los que arrojaban magia, rompiendo a los que descubrieron sus colmillos, pulverizó a todos y a cualquiera que viniera a buscar batalla.

Pero, cuanto más luchaba la mujer, más fuertes se volvían los espadachines, los magos y los portadores de colmillos, aumentando cada vez más su número.

Como si hubiera entrado en una espiral interminable de violencia.

Nadie sabía cómo salvarse a sí mismo sino responder a la violencia con violencia. Por eso, nadie sabía de una manera de salvarse, aparte de la victoria en la batalla.

Mujer: ¡¡¡¡¡¡¡————!!!!!!

Al final, la mujer misma, a pesar de saber esto, también respondió con violencia. Bajando su puño que goteaba carmesí, giró su cara manchada de sangre hacia el cielo y gimió.

La lucha no se detendría. Sus esfuerzos, su arduo trabajo, todo había sido en vano; ni los demás ni sus propias lágrimas dejarían de fluir.

Finalmente, en el pecho de la mujer que había estado corriendo sin cesar, la desesperación se apoderó de ella.

Re: Zero Arco 6 El『Salón de los Recuerdos』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora