v e i n t i o c h o

2.8K 183 118
                                    


—¿Cómo conoces a Thomas? —en vez de responder su pregunta, me defiendo con otra.

Sus ojos se entornan y cierra la puerta. Alcancé a visualizar a un Maure preocupado mirando hacia este cuarto antes de que Chloe nos encerrara.

—Yo te hice una pregunta, quiero que la respondas. —se cruza de brazos.

—Dame un permiso, por favor. —llego a la puerta pero se cruza en mi camino— ¿Te tengo que recordar que eres mi jefa?

Su cabello rojo parece del mismo color de las llamas que se reflejan en sus ojos.

—No, lo recuerdo perfectamente. Y como tu jefa, te debo recordar que no puedes sentarte y hablar con tus amigos como si tú fueras la clienta, como lo hiciste el otro día. Aparte de irrespetuoso, es falta de profesionalismo.

Alzo las manos a los costados. —Vale, lo siento. No debí hacerlo. No se volverá a repetir, lo prometo.

Su pie derecha choca contra el suelo repetidas veces, ansiosa.

—¿Y bien?

—¿Y bien, qué? —digo desesperada— No entiendo ni una palabra de lo que dices.

Suspira, como si no tuviera remedio. Me toma de los hombros y me obliga a sostenerle la mirada.

—Thomas es un chico excepcional que no merece nada de esto. —si es que es posible, frunzo aún más las cejas— Debería darte vergüenza, Josephine.

Me empiezo a enfurecer.

—¿¡Pero se puede saber de qué carajos estás hablando!? Llevas ignorándome toda esta semana y tratándome como si no mereciera tu atención durante las horas de trabajo, ¡por un motivo por el cual ni siquiera estoy enterada! Sé que te enojaste por estar con mis amigos en horas de trabajo, pero no amerita todo este numerito. Dices que no actúo como una persona profesional, pero heme aquí, en una habitación contigo porque tú nos encerraste para hablar de una cosa que aún no tengo idea de lo que es.

—¿A ti te parece que engañar a tu novio es algo súper normal?

La furia muere y me quedo plantada en donde estoy, mirándola con una mueca.

—Me parece una mierda. Aunque, ¿de qué novio estás hablando exactamente?

Abre los ojos como platos. —¿Es que tienes muchos?

—¡Es que no tengo ninguno! —chillo.

Ahora es Chloe la que se queda paralizada.

—¿Thomas no es tu novio? —niego, aún con una mueca surcando toda mi cara— ¿Y por qué estaban tan juntos ese día? ¿Por qué te abrazaba?

—Mira, eso tiene una respuesta fácil: Thomas es raro. Fin de la historia. —me cruzo de brazos— Y, obviando aquel detalle, me parece una perdida de tiempo hacer esto. Los hombres pueden tener amigas mujeres y viceversa, y no por eso significa que estén saliendo o algo por el estilo. Estamos en el siglo XXI, por Dios.

Me parecería graciosa la manera en la que las llamas mueren en sus ojos y toda su voluntad la abandona por completo si yo no fuera el objetivo de su furia, que se apaciguo. Chloe, a simple vista, es una chica temeraria, pero delante de mí, con las mejillas sonrojadas y los ojos abiertos como platos, no parece tan intimidante como aparenta ser.

—Thomas es mi amigo, nada más. No estoy ni llegaré a estar interesada en él. —en realidad, el chico en el que estoy vagamente interesada seguro está follando con otra en este momento mientras hablo contigo, me abstengo a decirle e ignoro las punzadas de dolor— No creo que tenga novia. Es un hombre libre.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora