o c h e n t a y n u e v e

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3 DÍAS ANTES.

HERO.


—¡Pero no lo tires así a la mesa! —bufa mi hermana, con sus manos en la cadera.

—Mercy; son espaguetis, no un feto.

Y estaba caliente como la mierda. Literalmente la cacerola hervía como si la hubiera sacado desde el mismísimo infierno. Puse el plato sobre la mesa lo más rápido que pude para poder conservar, por lo menos, mi mano derecha.

—Es nuestra comida. —me corrige— De verdad que los hombres no sirven para nada.

Ruedo los ojos mientras sigue despotricando sobre mi falta de cuidado. Miro a la puerta, rogando para que Josephine llegue rápido y me salve del regaño del siglo que mi hermana está dispuesta a echarme.

—Oh, no. Ella no te salvará esta vez. —niega con la cabeza, aludiendo a mi mirada— Solo sé más cuidadoso, pudiste romper el vidrio del comedor también. Con esos músculos en tus brazos, no me sorprendería que lo hicieras.

Su celular empieza a sonar y su facción, cautelosa e indignada, cambia repentinamente al ver el identificador de llamada. Sonríe y cuando contesta, se empieza a mover de un lado a otro.

—Jordan.

Vale, esa es mi señal para irme. Le hago un gesto con la mano, indicándole que al momento que los espaguetis estén a una temperatura ambiente —posiblemente en media hora— volveré al comedor.

Me dirijo a mi habitación y le escribo otro mensaje a Josephine. Lleva unos 25 minutos allí abajo. Sé que a todo el mundo le cae bien mi rubia, es imposible no sentirse atraído hacia su energía, pero joder, ¿qué habla tanto con Emma?

Abro el cajón superior de mi escritorio, comúnmente con llave, para evitar que ella lo descubra. Estoy seguro que Josephine no es de las novias excesivas y celosas, pero ahí dentro guardo también los condones y...

Ya se podría suponer por qué habría muchas posibilidades de que abra el cajón.

Saco el cuadernillo con cuidado para que no se caigan las fotos dentro de él. Ya he conseguido el pegamento para que no se dañen las fotografías y no provoque que las hojas tengan cortes irregulares.

Ya en poco menos de dos semanas se cumplirán 5 meses desde que nos conocimos. 5 meses desde que conocí a la primera persona que me desafío mirándome directamente a los ojos, sin dar marcha atrás. La primera persona que vio todo de mí, todas mis facetas, y no huyó, sino que besó cada cicatriz del pasado para ayudarlas a sanar.

Creo que fue desde ese momento donde mi corazón le perteneció a ella. Cuando le conté todo mi pasado, cuando descubrió todos mi defectos, y no me miró ni con asco, lástima o pena.

Me miró con amor.

Paso mi dedo índice sobre una de las fotos donde solo aparece ella. Fue la primera vez que salimos, junto a Mercy y Steve, a una feria. La primera vez que me di cuenta que si ella me lo pidiera, le bajaría la luna a los pies. Donde supe que me iba a poner el mundo de cabeza.

Mi celular empieza a sonar y suspiro de alivio. Por fin, llevaba media vida allí abajo...

Pero no es Josephine.

Un mal presentimiento empieza a nacer en mi pecho al ver el nombre de Megara en mi pantalla.

—¿Megara?

—Hey. Lo que pasa es que Ashley me acabó de llamar —estornuda antes de continuar— ella no tiene tu número. Pero me pidió el favor de decirte que si por favor, si estás con Josephine y Emma, le digas que conteste el celular, porque ya están comprando los tickets y necesitan su identificación.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora