n o v e n t a y u n o

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No sé cuántas horas o días han pasado desde la última visita de Henry. Lo único que escuchamos es el sonido de la lluvia ocasional sobre el tejado de la cabaña/cárcel. Y una que otra sombra proyectarse debajo de la puerta de hierro.

Suponemos que eso es mejor a que entre en cualquier momento y descubra el plan que tenemos en juego. Cada segundo que pasa sopesamos los riesgos, cuál sería la mejor forma de llevarlo a cabo. En qué momento, qué instante, cuál sería la señal, los puntos estratégicos.

La mente del plan definitivamente es West. Emma y yo no tenemos una puta idea de cómo salir de aquí no solo por falta de información sobre nuestro entorno, sino porque nunca, jamás imaginamos que íbamos a afrontar una situación así.

Le pregunté a West por qué... por qué se veía tan preparado. Tan consciente de lo que pasaba. Yo ni siquiera he procesado del todo el hambre voraz, el frío que parece decidido a romper mis huesos, el vómito de bilis y sangre que hace acto de presencia cuando deseo hacer mis necesidades básicas pero, por la falta de agua y comida, es doloroso el proceso. Para todos.

—Te entrenas mentalmente cuando entras a este mundo. —respondió, acostado sobre el piso ya que le comenzó a sangrar la nariz repentinamente— Es más la supervivencia desarrollada.

—¿Habían pasado por algo parecido antes? —pregunté. No me atreví a decir el nombre de Hero en voz alta. No lo quería traer aquí, pienso que sería corromper su recuerdo, una de las pocas cosas que me mantiene cuerda.

Por suerte, lo negó.

—No, pero era mejor estar prevenidos.

Había momentos donde Emma lloraba del dolor. Las marcas en su abdomen iban sanando con lentitud, pero todo ese cambio hacía que, según ella, hasta se le hiciera un tormento respirar. Otras veces, el golpe en mi cabeza me dejaba fuera de juego y con la ayuda de otros dolores internos, caía en la inconsciencia. La herida en la frente de West, que se provocó mientras atacaba a Henry con la silla, con cada minuto que pasaba se veía más y más terrible. Aunque lo negaba, Emma y yo lo descubrimos cabecear, al borde del desmayo, en el lugar donde comúnmente se suele sentar.

Los músculos se me adormilan. No sé qué es peor: los daños físicos sufridos, o el no saber la percepción del tiempo y espacio. Si es noche o día. Cómo funcionan las horas universales. Cuánto tiempo ha pasado. Las cadenas empiezan a ser una carga adicional, y por el más simple movimiento, raspan contra la piel ya abierta en la zona.

Todo ese horario, esa costumbre, se ve modificada en el momento en que Henry entra junto a 3 hombres. El plan todavía no está listo por lo que...

Es muy, muy mala señal.

El lugar ha comenzado a oler insoportable con los vómitos de cada uno. El moho mezclado con la sangre es la peor mezcla que pueda existir.

Henry no había venido con más compañía desde la vez que trajeron a West encadenado. Esto solo significa problemas.

Descubro que me siento más segura cuando Henry expresa su rabia, a esa máscara fría y neutral que usa ahora mismo.

Especialmente cuando, con un asentimiento, le indica a los hombres que realicen su trabajo. Y cada uno por separado se acerca a nosotros.

Tomo rápidamente de la mano de Emma, acercándome a ella. El contacto le debe doler de lo fuerte que la sostengo. Sin embargo, dos hombres nos separan sin fuerzo alguno y yo suelto un grito ahogado, con una sensación de vacío letal en el pecho.

—Josephine. —susurra con terror.

Emma se queda tiesa cuando el hombre delante de ella simplemente se queda observándola, mientras que a mí me quitan las cadenas y el tipo que me asignaron me sostiene con fuerza, sin dejarme opción a escapar, sin importar mis gemidos lastimeros que no son por el agarre, que me hace más débil por cómo aprieta; sino por la distancia, la pequeña brecha que hay entre mi amiga y yo.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora