c i n c u e n t a

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Llegamos a la cafetería y Meg ya ha dejado de llorar. Es bastante espaciosa e iluminada. Los ventanales que van desde el suelo hasta el techo dejan ver el exterior, donde hay un parqueadero espacioso y un poco más allá, una gasolinera.

—¿Qué hora es? —musito.

—La 1:15 AM.

Asiento. Me esperaba que fuera más tarde. El lugar está vacío, excepto por algunos empleados detrás del mostrador que charlan entre sí y el sonido del televisor de fondo. Me bajo el vestido y cojo mi cabello en una cola alta y desordenada.

Nos sentamos en una mesa del fondo y me pregunto, ¿cómo se ve esta escena? El maquillaje de Meg está corrido, Jordan tiene la camisa arrugada, Thomas la frente tallada con un círculo gigante justo en el centro de esta y yo parezco una habitante de calle por mi aspecto desorganizado.

—¿De dónde sacaste ese pene? —le pregunto a Thomas. Lo tenía amarrado a la frente y lo dejamos en la parte trasero del auto. Eso le sacó una risotada a Meg y todos nos aliviamos al ver que estaba bien.

—No lo sé. —dice verdaderamente asustado— Me das un trago de vodka y las cosas se pueden poner feas.

Meg juguetea con los pitillos que habían sobre la mesa y le tomo de la mano.

—¿Estás mejor?

Asiente y suspira.

—Hubiera sido mejor si hubiera golpeado a Jennifer, pero... algo es algo.

—¿Ya lo sabes? —me pregunta Thomas y asiento. Rodea a Meg por los hombros con su brazo y le atrae hacia sí— Me acuerdo de haber estado con Chloe esa noche. —no tengo fuerzas para molestarlo con ello— Iba a buscar a Meg para decirle que ya me iba, pero al no encontrarla me preocupé, y tampoco encontré a Josh, por lo que pensé que se habían marchado. Cuando le pregunté sus amigos, dijeron que había desaparecido hacía unos largos minutos y supe que algo andaba mal. —traga saliva— Luego la encontré y... fue horrible. Estabas horrible. —mira a Meg y ella rueda los ojos— Era como una escena de película de terror sangrienta. No te había reconocido al primer momento. Si hay algo que nunca olvidaré, es la manera en la que no importaba cuán jodida estabas, solo me rogabas que salvara a tu hermano. Ni te preocupabas por ti misma. Esa fue una de las pocas veces donde presencié un acto de amor de verdad.

Le pido permiso a Meg de coger su celular y ella acepta. Lo prendo y veo su fondo de pantalla.

Viéndolo de cerca, se parece demasiado a Meg. La misma nariz respingona, las mismas facciones —excepto que las de él son más marcadas— y él es más alto. La toma de la cintura para alzarla por los aires. El día era soleado y el agua de la piscina reflejaba los destellos del sol. Aún así Meg llevara gafas, se notaba en su cara que estaba disfrutando a lo grande. La sonrisa de Josh es amplia mientras la mira reír. Es increíble lo mucho que una foto te puede mostrar. No se necesita ser un genio para sentir el amor de ellos dos.

Ojeo a Jordan. —¿Tú cómo te enteraste?

Aprieta los labios. —Me desperté a mitad de la noche con la llamada de un Thomas alterado. No le entendí una mierda al principio, luego me explicó más calmado y juntos fuimos al hospital. No soy tonto, —hace una mueca— sabía las razones del ataque. He tenido que lidiar con eso toda mi vida; sin embargo, saber que le pasó a Meg por algo que se le salía de las manos... Thomas me detuvo de ir a pegarle una paliza a Adam. No necesitaba ver más sangre por un largo tiempo y yo lo entendí.

Suelto una exhalación y una mesera se acerca. Su bonito rostro se arruga un poco al notar nuestro estado. Seguro piensa que somos unos amigos borrachos buscando problemas.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora