o c h e n t a y d o s

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West esboza una sonrisa.

—Josephine.

Me acerco descalza, con las gotas de agua cayendo al suelo de mármol pulido brillante.

Rueda los ojos y me fijo en que no tiene la capucha ni el saco negro. Es la primera vez que lo veo con una camisa que no sea negra. La que lleva puesta es blanca, sencilla, que enmarca sus brazos y pecho bien trabajados.

—Tienes esa cara.

Me detengo y arqueo las cejas. Me acomodo más la toalla y pienso en lo estúpido que fue mi plan de venir a confesar todos mis secretos a Hero... medio desnuda.

La valentía es buena, pero la idiotez e impulsividad no.

—¿Cuál cara?

—Esa de lástima.

Oh. Entonces sí es consciente que ya docenas de personas lo saben.

Relajo mi expresión. Si yo odio que la gente sienta lástima por mí, West debe sentirse igual o peor.

—No es de lástima, idiota. —paso por su lado y le doy un codazo, mojándole un poco la camisa en el proceso— Solo es de preocupación.

Se muestra un poco sorprendido antes de reír.

Me hago al lado de Hero. Es más por costumbre que por cualquier cosa.

—¿Entonces... —continúo— estás bien?

Suspira y hace un gesto de disgusto breve.

—Sí. Lo que me tiene por las nubes es que esa hija de puta haya creído que tenía el derecho de hacerlo. Ya pasó hace 2 años... —una sombra de dolor aparece en sus ojos— pero no me siento cómodo conque le haya dicho a unos miserables universitarios mi vida.

Asiento, entendiéndolo totalmente.

—Josephine no sabe todo. —aclara Hero, mirándome de reojo.

—No quise presionar.

West cabecea, agradecido. Empieza a caminar hacia el sofá y se desploma. Sus hombros lucen rígidos y suelta un quejido por lo bajo.

Espera unos 10 segundos antes de comenzar a relatar lo que pasó.

10 segundos en donde sentí el recorrido de Hero por todo mi cuerpo y traté vagamente de disimular mi sonrojo.

Cuando West carraspea, el ambiente se vuelve más frío.

—Su nombre era Avery.

Entreabro la boca un poco y un escalofrío pasa por mi nuca.

No por el frío específicamente, sino por la angustia, la aflicción guardada, la pesadumbre retenida en su voz. Me acerco un poco más para llegar a él, pero Hero me coge del hombro y niega con la cabeza.

—La conocí en el instituto. Yo era un crío que solo le gustaba la diversión y lo superfluo que eran las cosas como lo son emborracharse hasta perder el conocimiento y acostarse con quien se me diera la gana. Por lo que, al conocerla, —suelta una risita y mueve ligeramente la cabeza. Me acerco esta vez al sillón que está al frente de él para poder verlo. El fantasma de la presencia de Hero me sigue por detrás— me cayó a la mismísima mierda. No entendía cómo alguien podía ser tan... linda... no; esa no es la palabra. —frunce los labios, concentrándose— tan perfecta. Me parecía imposible que alguien irradiara tanta luz.

Sostengo la toalla con más fuerza.

He vivido muchas cosas durante toda mi vida, pero nunca perdí a un ser querido. No sé cómo se siente el hablar de alguien en conjugación pasada, ni que los recuerdos sean solo eso; recuerdos. El no tener la opción, la vía libre de volver a escuchar la voz de esa persona, de poder llamarla a cualquier hora del día, de oír su risa una vez más. Mucho menos a alguien con quien haya pasado tantas cosas, tantos momentos especiales.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora