s e t e n t a y n u e v e

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Todos los músculos los siento pesados. Es un esfuerzo dirigirme al sofá porque mis pies parecen de plomo. No sé si me siento agradecida por el agotamiento que no quiere soltar mis huesos, porque gracias al sueño que me embarga la presencia de Hero no me impacta tanto y emociones secundarias se quedan a un lado, pero aún así su mirada me pone nerviosa y me eriza la piel de pies a cabeza. Es otro esfuerzo reconocerlo y no sentir cierta... tristeza.

Las cosas cambiaron tanto estas semanas...

Parpadeo varias veces para focalizar mi concentración. Me va a contar la verdad, joder, por lo menos debo permanecer despierta la próxima media hora. La he estado esperando con ansia como para quedarme levitando mientras me la cuenta.

—Luces cansada.

Sonrío irónicamente, pero no le respondo. Mi aspecto debe ser un desastre. Frunce el labio superior y arquea una ceja, una breve señal de desaprobación.

—Te traeré café, si eso es lo que quieres. O puedes dormir durante pocas horas, no me iré a ningún lado.

—No tienes que decidir por mí.

Ahogo un bostezo.

—Deja de ser tan testaruda. —masculla. Le respondería con algo peor si el hablar no requiriera de energía— Necesitas descansar.

—Bien. —concluyo cortante. Otra discusión no hará ningún avance.

Me levanto del sofá y me pregunto para mis adentros cómo sobreviví a esto hace unos meses. Dormir pocas horas antes de un vuelo largo con una diferencia horaria ridículamente exagerada no es buena idea, en absoluto. Sumándole la carga de los sentimientos fuertes.

No me molesto en despedirme. Avanzo como un fantasma hacia mi habitación y cuando entro, se siente ajena. De otra persona diferente. De otra vida. Como si la intrusa fuera yo.

Si yo estoy que me desplomo, Ashley debió haberse desmayado en los adoquines y seguramente a Mercy le tocó la tarea de cargarla. No me sorprendería.

Me quito los zapatos, los pantalones y el brasier. Me dejo la blusa un poco holgada junto a las bragas y me meto debajo de las sábanas.

No tardo más de 5 segundos en dormirme, aún sabiendo que lo único que me separa de Hero es una puerta. 15 pasos. Una pared. Una instancia.

Aunque se siente como si cientos de kilómetros nos dividieran.

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Oigo voces a los lejos. Gimo por lo bajo y me tapo entera con la cobija.

Tardo unos segundos en procesar qué es lo que ha pasado en las últimas 24 horas. Londres, sí. Con mis amigos, sí. Mierda, . Malditamente un en mayúscula. Perder el conocimiento, sí.

Y antes de eso... Hero. Sí, eso también.

Paso una pierna desnuda por encima de las sábanas tersas mientras alcanzo a escuchar la conversación que sucede detrás de mi puerta:

—Está durmiendo. Déjala.

Un bufido.

—Perdóname si quiero hablar con ella después de una semana sin haberlo hecho.

—Mercy, necesita descansar. Luego le cuentas de Jordan y Marie, o de las mierdas que necesiten hablar, pero no permitiré que la despiertes.

Se oye una exclamación y llevo una mano a mi boca para tapar un bostezo. ¿Cuánto he dormido?

—¿"Mierda que necesitemos hablar"? Tú qué vas a saber de qué hablaremos. Quién sabe, tal vez hablemos de Matt y tú ni cuenta te das.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora