s e s e n t a

2.5K 172 68
                                    


—¿Por qué es tan difícil olvidarlo? —tartamudea con los ojos llenos de lágrimas.

Le paso una servilleta y Mercy sorbe su nariz.

El padre de Hero ya había terminado su discurso cuando había bajado y me encontré con Mercy escondida en el primer piso. El alcohol y un corazón roto es la combinación más letal posible en el planeta tierra.

La llevé a la barra para pedir un poco de agua y calmarla. Mike le ha dado otra agua mineral y se ha quedado cerca de nosotras para atendernos el tiempo que estemos aquí, aunque sospecho que lo hizo para no irse a atender a las otras docenas de personas que se encuentran alrededor.

—Es un imbécil y aún así no puedo soltarlo. —se ríe— Es injusto para él, Jo. Es jodidamente injusto para él, merece el universo entero y yo no soy capaz de darle ni la mitad de mi ser.

Hago una mueca, sin entender. ¿De quién está hablando?

—Mercy, sabemos que Steve no merece ni un poquito de tu atención, pero deja de culparte por seguir sintiendo cosas por él. Van a morir en un punto, ¿sabes? Porque te darás cuenta que estás perdiendo el tiempo. Soltar a alguien que quisiste no es fácil, así que deja de actuar como si fuera egoísta.

Asiente repetidas veces con seguridad.

—Maldito idiota sin corazón. —ya no hay dolor en sus palabras, solo hay resentimiento— Ojalá Hero le dé una paliza que nunca olvide en toda su vida. ¡No! Mentiras, olvida lo que dije. No me gusta la violencia.

Mike y yo reímos mientras ella sigue tomando su botella de agua. Luego, la alza hacia mí.

—Por los corazones rotos.

Mike arquea las cejas, sin embargo coge un vaso vacío y lo choca contra el de ella. Los dos me miran expectantes.

—No tengo el corazón roto.

—Alguna vez tuviste que tener uno. —murmura Mike.

—Así no es cómo funciona. —le corrige mi amiga y me habla suavemente— Nadie se salva de la desdicha del desamor, Jo.

Rodando los ojos y cediendo, tomo mi propia copa y hago un brindis con ellos.

—Como tú digas.

—Son la cosa más interesante que me ha pasado en la noche. —empieza a decir nuestro acompañante, limpiándose el sudor de la frente— Ya me estaba volviendo loco la elegancia que manejan algunas personas al pedir un vodka. ¿Cómo puedes ser selecto al momento de pedir alcohol? Lo creía imposible hasta hoy.

Suelto una carcajada y Mercy brinda por eso también.

—¿Dónde está tu novio? —cuestiona.

—Yo... no lo sé.

Te amo. Me había dicho, y esas palabras seguían rondando por mi cabeza sin descanso alguno.

Decir que estoy contando los segundos para volver a verlo es quedarme corta.

Miro a mi alrededor y lo busco. Creía que iba a estar en una oficina con su padre y sus amigos... hasta que los vi en una esquina.

—Está hablando con mi padre. —Mercy responde por mí— Siempre es la misma mierda rara. Ni mi madre sabe lo que pasa entre él y sus amigos.

—Espera, —arrugo el entrecejo— ¿tú no sabes de qué va eso?

—Si lo supiera, —toma otra botella, ya que la restante se la acabó en menos de 15 minutos— Steve no hubiera aparecido ni en pintura por aquí. Aunque ese West es una delicia para ver, ¿crees que tenga novia?

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora