EXTRA 1; Megara.

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EXTRA 1 || MEGARA


Muerdo mi labio inferior, mirando mis pies, con cuidado de no tocar ninguna raya en el pavimento. Cuando aumento la velocidad, al cabo de unos 4 metros, pierdo y la escucho soltar una gran carcajada.

—¡Casi matas a un pobre niño por no estar mirando el alrededor!

Suelto una risita y escondo un mechón de mi cabello azul oscuro tras mi oreja.

Marie se sigue riendo, apoyando una mano sobre su abdomen e inclinándose hacia adelante. Su cabello cobre oscuro se mece a un lado con cada carcajada suave y limpia que brota de sus labios.

Es preciosa.

Tan preciosa que me quedo sin aliento al observarla.

Relamo mis labios y carraspeo un poco, mirando el cielo. Hay muchas nubes grises encima de nosotras, es mejor darnos prisa.

—¿Ya te terminaste de burlar de mí? —arqueo una ceja, divertida, y me acerco a ella para tomarla del antebrazo y seguir por nuestro camino.

Realmente, ella pudo haber seguido mi paso si se lo hubiera pedido. Pero se me es humanamente imposible no sacar cualquier excusa para tocarla.

Y salir con ella, claro está. Estoy casi segura que el idiota y observador de Jordan ya lo sabe, aunque no ha dicho nada aún. Tal vez se deba a mis miradas asesinas que en silencio le dicen que se calle y se guarde las cosas para sí mismo.

No lo quiero admitir, pero estoy asustada.

No cuando estoy con Marie, porque en cada salida que hacemos, el sol parece brillar con más fuerza. Sin embargo, cuando estoy yo y mis pensamientos sin ninguna compañía, demasiadas cosas me carcomen.

—Deberías dejar de pensar tanto en el asunto y simplemente limitarte a disfrutar el momento con ella. Sentir tus emociones, reconocerlas.

Ese día, llamé para pedirle un consejo a la persona que más amo y confío en el mundo entero.

—Para ti es muy fácil, Josh. Tú sacaste la sabiduría de la familia. Yo saqué la locura.

Se rió. —Tú sacaste de las dos, Meg.

Volviendo de mis pensamientos, la veo caminar con una sonrisa en su boca. Aún sigo sin poder creer cómo pasamos a esto. Nos conocimos a través de Kyle, el chico que me gustaba, y en uno de esos encuentros ella y yo simplemente... congeniamos. Al principio, entendía el por qué él mantenía con ella, y para ser sincera, no sentí celos. Sentí una especie de entendimiento.

Que se fue transformando en otra cosa al pasar el tiempo. Me sigue pareciendo increíble cómo no soy capaz de quedarme callada con ella, lo mucho que me hace reír y ver las cosas desde diferentes puntos de vista que nunca se me habían pasado por la cabeza. Su ingenio y su mente es una cosa de locos. Simplemente extraordinaria. O tal vez soy yo, hablando desde un plano nada razonable.

Un trueno suena a lo lejos y hago una mueca, deteniéndome a unos 20 metros del muelle.

Me quiso traer aquí, alegando que era uno de sus lugares favoritos a las afueras de la ciudad. Es un lago público, donde puedes zambullirte y pasar el día entero allí. Apenas son las cuatro de la tarde, pero el clima parece no estar a nuestro favor.

—Marie, deberíamos venir después. El día se ve para la mierda. —hago un asentimiento hacia el cielo oscuro.

Aprieta los labios y ladea la cabeza. Me gustaría poder decirle que no me importaría pasar a su lado aún así un huracán esté en camino directo a nosotras. Me gustaría poder decirle que ese vestido suelto blanco le queda precioso. Me gustaría decirle que varias veces me he retenido de preguntarle cuál es el shampoo que usa porque mierda, su cabello huele delicioso. Me gustaría poder decirle que tiene un vicio con rascar su muñeca derecha a cada rato, y que sí, lo he notado. A pesar de que Thomas me llame rara por aquello.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora