c i n c u e n t a y c u a t r o

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HERO.

Despierto unas 2 horas después. Los colores rosados y naranjas del atardecer se filtran por mi ventana, creando un ambiente pacífico y relajante, llenando la habitación de colores dorados. Estiro mi cuello y veo el desastre que se ha convertido mi cuarto. Hay ropa tirada en el piso de cualquier manera por todos lados. El alma me cobra vida cuando recuerdo lo que pasó y volteo a mirarla.

Sigue dormida. Su cabello se ve reluciente bajo las luces naturales que entran por la ventana y sus pestañas rozan la parte baja de sus ojos. Se ve tan serena e imperturbable que me quedo hipnotizado mirándola y sintiendo cada respiración lenta que da. La sábana la tapa hasta los hombros, tiene una mano cerca de mi pecho y la otra a su lado izquierdo. Sus labios se ven iguales de apetecibles que siempre. Me acerco, le doy un pequeño beso y salgo de la cama, sintiendo tantas emociones que soy incapaz de controlarlas.

Nunca me había enamorado tanto como lo estoy de ella. Entró a mi vida dispuesta a ponerla patas arriba, haciendo que cualquier cosa, aptitud o característica, por más mínima que sea, me vuelva loco. Me encanta su personalidad, su risa, cuando achica los ojos al sonreír, su cabello, cuando envuelve su mano con la mía y me hace sentir que toda la mierda del mundo desaparecerá de un momento a otro solo porque la tengo a mi lado. Me fascina quién es, su lealtad, su humor, su audacia, el cariño que da sin esperar nada a cambio.

Por eso mismo intenté alejarla por tanto tiempo. Es extraordinaria, creía que no la merecía, que yo no era suficiente para su mundo. Sin embargo, aquí está, conmigo, queriéndome con todas sus fuerzas y creyendo en mí. A pesar de mis defectos, ama mis cualidades. Una presión en el corazón me amenaza con quedarme sin aire porque es tan perfecta que el miedo a perderla es más grande y fuerte.

El sexo dejó de ser una palabra hueca y vacía en mi vocabulario desde que lo hice con ella. Antes solo era una follada, suplir necesidades básicas y ya está. Nunca incluyó sentimientos que hacían que pensara que mi alma con la suya son una sola y por primera vez, no ansío solo un contacto carnal con ella, sino que esperaría igual de feliz que habláramos o riéramos después, cogidos de la mano, una de las mierdas cursis que siempre pensé que eran ridículas hasta que ella irrumpió en mi vida.

Su celular vuelve a sonar, dentro del bolsillo de sus pantalones, posiblemente por cuarta vez desde hace 3 horas. Fue la razón por la que me desperté. Suspiro, busco unos nuevos bóxers en mi armario junto con un pantalón chandal gris y me los pongo rápidamente antes de tomar su celular. No quiero ser indiscreto, pero tampoco quiero que la despierte.

Sonrío para mí mismo. Está cansada, bastante cansada.

En el identificador de llamadas aparece un número desconocido. No sé si contestar o simplemente apagar su celular. Decido por la primera opción, para que la persona sepa que la puede llamar en unas horas más adelante. Podría ser algo importante, en el caso de que lo sea, la despertaré yo mismo.

—¿Hola? —respondo y la línea al otro lado se queda en silencio, exceptuando la respiración que claramente puedo oír— ¿Hay alguien ahí?

De nuevo, el silencio. Frunzo el ceño y ruedo los ojos. No sé qué haría Josephine en estos casos, pero yo no tengo ningún impedimiento o tapujo con mandar a la mierda a las personas que creen que una llamada de broma es gracioso.

—Josephine no puede atender ahora, tal vez le puede mandar un mensaje de texto y ella lo leerá en unas horas. Adiós.

Cuelgo y dejo el celular donde estaba, esperando que no vuelvan a insistir tanto y que no se haya despertado. Miro de nuevo mi cama, comprobando que sigue sumergida en su sueño. Me quedo sin aliento al observar el panorama, definitivamente me gusta verla en mi habitación.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora