c u a r e n t a y s e i s

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HERO.

Josephine se sentó en el sofá individual y yo me quedo parado, frente a Mercy, con los brazos cruzados. Me afecta mucho la situación porque si hay algo que no soporto, es decepcionar a las personas que amo. Entre esas pocas, está Mercy.

Claro, no es la primera vez que lo hago. Cada vez que entraba sangrando y con golpes en toda la cara, era bastante obvio que la había decepcionado. Sin embargo, nunca me acostumbro a la sensación de culpabilidad que me devora por pedazos. No me gusta verla dolida tampoco. Procuré que durante toda su vida nadie se metiera con ella, no importa la razón. Lo logré porque todos temían y siguen temiendo de mí, pero ¿de qué servía aquello si yo era el único del que no la podía salvar?

Josephine aclara su garganta y su expresión es abatida. Sé que no siente lo mismo que yo porque sus lazos son diferentes, pero al conocerla como la palma de mi mano, gracias a que es una de las personas más leales que alguna vez he conocido y estoy consciente de que haría lo que fuera por las personas que adora, reconozco la tristeza en sus facciones porque Mercy le importa, y mucho.

Algunas veces, al evaluar sus infinitas cualidades, me pregunto a mí mismo si realmente la merezco. Es demasiado buena para mí. Y aún con todas mis mierdas, con las que conoce y falta por conocer... me sigue mirando con los ojos rebosantes de adoración. No me mira como si fuera alguien del que alejarse, ni por interesarse en algo superficial. Sabe quién realmente soy y sigue enamorada de mí. ¿El motivo? No tengo una puta idea, pero no se imagina cuán de agradecido estoy por eso.

No culpo a Cooper por verla de manera diferente. ¿Cómo no hacerlo? Tendrías que ser ciego para no cautivarte con su belleza y su interior. Apaciguo la furia que me embarga al acordarme de él.

Sé que no soy la mejor persona del mundo, pero al menos no pretendo ser alguien que no soy.

—Tu hermano sí me caía mal. —empieza y aprieto los labios— Consideraba que era una persona que solo veía a las chicas como objetos con los que podía divertirse, superficial, egoísta, egocéntrico... bueno, eso último sí lo es un poco, —trata de reírse. Falla en el intento— pero no sobrepasa el límite. Y, tú como su hermana, debes saber que él no es nada de esas cosas y no es la persona que creía que era, ni de cerca. Y, no sé cómo pasó, pero nos fuimos acercando más y más. Hablábamos y descubrí que escondía muchas cosas que lo hacían buena persona, por más que lo intentara ocultar.

Por un momento, parece olvidarse de lo que está haciendo y de Mercy, porque se enfoca en mí y sonríe. Mi corazón empieza a latir desembocado al notarlo, y retengo las ganas de acercarme a ella y hacerla mía de una vez por todas. Estoy tan enamorado que esos simples gestos me destruyen por completo. Nunca nadie ha tenido tanto poder sobre mí como lo tiene ella, por lo que esto es algo nuevo. No es solo sexo, hay todo un trasfondo de emociones. Me ayuda a conocerme a mí mismo y solo necesita de su mirada para nublarme los sentidos.

Vuelve a retomar. —Una cosa llevó a la otra, y cuando me invitó a dar un paseo a los alrededores de Londres, empezó todo. Fue difícil al principio porque tu hermano tiene una pizca de idiota en su ser —rueda los ojos— y como ya sabes, hizo algunas cosas que me lastimaron mucho —y de las cuales no tiene idea que estoy profundamente arrepentido— pero no podía simplemente ignorar lo que dictaba mi corazón. Así llegamos a este punto.

Mi hermana parece sopesar todas las palabras que ella le ha dicho. Un silencio sepulcral es lo único que queda en la instancia. Mercy es una persona importante para los dos, su opinión, lo queramos o no, influirá mucho en nosotros. Nunca cambiaría lo que siento hacia Josephine, no obstante, su apoyo sería fundamental.

—Voy a ser sincera. —empieza y me tenso— Sabía que había algo raro entre los dos. Aunque lo intentaran disimular, era demasiado obvio. ¿Se han dado cuenta la manera en la que se miran? Debí haber unido los puntos, pero pensé que eran cosas mías porque yo no la estaba pasando muy bien que digamos... —mira a Josephine y las dos parecen entender a qué se refiere. Frunzo el ceño. ¿De qué me he perdido?— Veo que no estaba tan equivocada.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora