c i n c u e n t a y s i e t e

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Los días pasan y junto a ellos, varios acontecimientos que marcan el principio de algo.

Le he presentado a mis padres a Hero por medio de videollamada. Fue jodidamente exhaustivo. Especialmente porque mis padres parecían hacerle un interrogatorio a Hero que no tenía fin y evaluaban cada respuesta. No, mis padres no son los típicos protectores que ahuyentan a cualquier chico que les presente, pero entiendo su preocupación. Otra relación, esta vez no en su ciudad, si no en otro continente, donde ellos no pueden hacer nada, ni protegerme o acompañarme en ningún momento.

Se pusieron felices al saber que Hero era una buena persona y que yo había vuelto a abrir mi corazón. Hablamos durante tres horas y evite con todo mi esfuerzo que Matt saliera a colación, sé que mi padre estaba pensando en él. Por suerte, Hero no estuvo nervioso ni fastidiado, se reía de lo que decían y participaba activamente en las conversaciones. Llegó un punto que habló de fútbol con mi padre, y mi madre y yo simplemente rodamos los ojos. Hombres.

La despedida fue un poco sentimental, y les prometí que en las vacaciones más cercanas iría a visitarlos. Me ofrecieron una ayuda económica para los tickets, porque claro, son carísimos si vas a un país que queda del otro lado del mar. Y fue imposible no preguntarme... si Hero querría ir conmigo. Es decir, las cosas van bien, pero eso, de alguna manera u otra, es dar un paso grandísimo. ¿Estaría contento? ¿Reacio? ¿Negaría? ¿Y si luego me arrepiento? Todas esas preguntas me abordaron en menos de un minuto y me sentí ahogada. Cuando colgamos, me obligué a mí misma parar de pensar estupideces y aprovechar el tiempo a su lado.

Ese día más tarde, en la noche, las cosas se pusieron más interesantes.

Aunque la duda sigue ahí, persistiendo en mi cabeza.

La universidad está bien, he ido algunas veces al café donde mis amigos y yo hacemos los deberes, y Thomas no ha dicho ni una sola palabra respecto a Chloe. Esta vez no lo presioné, porque no me pareció prudente y además, quiero que sea él quien me diga la verdad, si le nace hacerlo. ¿Qué tiene de bueno que fuerces a alguien a decir la verdad si de corazón no lo siente?

Le hablé a Hero de lo que pasó entre ellos a ver si podía, desde su experiencia váyanse-a-la-mierda-todos, decirme qué haría Thomas. Su respuesta me ha dejado satisfecha, porque sé que es verdad.

—Los hombres podemos ser muy tontos, rubia. —dijo— No reconocemos las cosas por más que estén frente a nosotros. Y no es por no darnos cuenta, es por miedo a lo inevitable. Espero que se dé cuenta de las oportunidades que tiene, porque si hace vista gorda, perderá mucho más de lo que cree.

—Y tú, ¿cómo sabes eso? —le pregunté mientras caminábamos por un parque cercano a la universidad.

Llevó mi mano a su boca y besó el torso.

—Porque si hubiera sido un cobarde, te hubiera perdido. Y no quería hacerlo. Nunca querría perderte.

Y si mi preguntan, las mejores partes de los días que siguieron a esos fueron las citas con Hero. Era gracioso y tierno, porque él nunca había tenido citas, por lo que a cada segundo preguntaba si sí me sentía cómoda o quería que nos fuéramos a casa. En cada una de sus inseguridades, yo me reía y lo besaba, asegurándole que todo estaba bien, ¡más que bien! En cada lugar nos divertíamos un montón. Desde ir a ver películas de comedia malísimas, hasta ir a otros centros comerciales y comer por ahí.

Me planteé varias veces preguntarle sobre el viaje a Australia, pero faltaba un poco más de un mes para las próximas vacaciones y consideré que era muy pronto. Tampoco había vuelto a hablar sobre su padre y el sábado se acercaba.

Efectivamente, la gala era mañana y no podía descubrir quién estaba más nervioso, si Hero, Mercy o yo. Vale, Mercy no estaba nerviosa, estaba furiosa por un detalle.

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora