t r e i n t a y s i e t e

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Al día siguiente Hero me invitó a salir por las calles de Londres. El día es soleado y la brisa ayuda a que el ambiente no sea húmedo, por lo que se me hizo imposible decir que no. Secretamente me moría de ganas de salir con él, y no sé exactamente qué ponerme porque desconozco el lugar a dónde iremos.

Aunque, definitivamente es una cita. Sonrío emocionada frente al espejo. ¿Quién lo diría? Si alguien me hubiera dicho la semana pasada que Hero estaría invitándome a una cita después de pasar toda la noche besándome, me hubiera reído en su cara e insultado a esa persona.

La noche anterior... fue más allá de lo que puedo describir. Intentamos ver la película que estaba viendo antes de que él se apareciera por mi dormitorio, pero por obvias razones, terminamos besándonos como dos adolescentes hormonales que no son capaces de despegarse del otro. Eran las 3 de la mañana cuando se había ido a su habitación. Me aseguró que la distancia que había entre mi habitación y la de Mercy era amplia y las paredes eran gruesas, por lo tanto no había manera en la que se diera cuenta de nuestro encuentro.

Entorno mis ojos, mirando mi reflejo. Podría elegir un pantalón y una camisa sencilla, pero un vestido suena una opción más fácil y rápida. Me dirijo a mi armario y busco un vestido blanco, bordeado con algunas lentejuelas que lo hacen ver brillante. Me lo pruebo rápidamente y lo apruebo. Es ligero, me llega hasta la mitad de los muslos y perfecto para llevar en un día como este.

Hero me dijo que me esperaba a las afueras de la peluquería que hay a una calle para que Mercy no sospechara nada. Cuando ya estoy lista, peinada y arreglada, consciente de que me veo fenomenal, tomo las llaves y me dirijo al salón principal.

Mercy silba desde el comedor, donde está comiendo su almuerzo. Son aproximadamente las tres de la tarde.

—¿A dónde vas tan guapa?

La culpabilidad me invade. Mercy merece saber la verdad más que nadie, por lo menos a mí no me gustaría que mi hermano y mi amiga estuvieran saliendo a mis espaldas pensando que no los apoyaría, cuando ni siquiera me dieron la oportunidad de decir mi opinión. Me ha contado tantas cosas y yo a ella también, sin embargo, le he omitido lo más importante.

Por ejemplo, mi pelea con Meg. Estaba a nada de contarle todo porque necesitaba un hombro en el cual llorar, pero eso significaba que tenía que contarle el motivo, y era imposible.

Ahora que lo de Hero y yo se ha vuelto más... serio —por decirlo de alguna manera— estoy casi segura que mi amistad con Meg no tiene arreglo. No si no me explica el origen de su actitud. No si no me dice cuál es la fuerza que hace crecer su rencor por él y su círculo social.

Vale, tal vez su círculo social pueda ser un poco dudoso, no obstante, en mi opinión no merecen tanta atención. Adam es un imbécil, no es nada nuevo. Le tengo resentimiento, claro que sí, pero no por eso ando insultando a todo aquel que lo rodee. Steve y Hero entran ahí, incluso Cooper.

—Voy a salir con Meg, Jordan y Thomas. —finjo una sonrisa.

Da una cucharada a su sopa y vuelve a hablar.

—¿Al fin qué ha pasado con Thomas y...? ¿Cómo era su nombre? ¿Carla?

—Chloe. —la corrijo y suspiro, sentándome en el brazo del sofá— Nada. Arreglé mis diferencias con ella, —eso sí se lo conté y ella, como amante del drama, disfrutó la historia como nadie— pero no me ha dado más detalles y Thomas parece evitar el tema cuando lo saco a relucir. No lo sé, —me encojo de hombros— cuando ellos estén preparados para decírmelo, estaré ahí. No solo como amiga, sino como casamentera.

Sonrío con malicia y Mercy rompe en carcajadas.

—Bueno, —me levanto— ya me voy. Disfruta tu...

Antes de él | HEROPHINE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora