CAPÍTULO 1. Trabajar sin descanso

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     Los días pasaron aburridos para el joven detective encogido, se empezaba a dar cuenta de que cuando Haibara estaba cerca podía tener alguna conversación interesante de vez en cuando, aunque normalmente ella fuera callada y cortante, pero también era muy inteligente y aprendían mucho el uno del otro. Aquellos días sin ella se hacían más cuesta arriba de lo normal, no paraba de mirar el móvil esperando que fuera la hora de salir del colegio. Cuando al fin sonó el timbre, que mandaba a los niños a sus casas, notó la vibración del teléfono en su bolsillo, era el profesor.

- ¿Shinichi os habéis ido ya a la excursión? -preguntó ansioso.

- No, nos vamos esta noche ¿por qué? Seguro que ella se ha arrepentido en el último momento y se quiere apuntar a la excursión, -pensó el detective con la esperanza de que así fuera.

- ¡Uf! ¡menos mal! y... oye ¿podrías no ir? -preguntó casi suplicando el profesor.

- ¿Qué, ¡¿por qué?! -exclamó sorprendido Conan.

- Es... es Ai... ella...

- ¿Qué, profesor?, ¿qué le ocurre? -ansiaba saber el niño, preocupado por su amiga.

      El chico cambió el semblante de su rostro, no podía ser nada bueno si le llamaba el profesor pidiéndole ayuda. Ella detestaba ser una carga para el hombre que la acogió y por su carácter independiente le daba especial rabia ver al detective preocupado por ella, intentado protegerla, así que debía de ser algo importante.

- Ven a casa y te lo cuento mejor en persona.

- Voy para allá -dijo Conan casi al mismo tiempo que colgaba y agarraba su monopatín para llegar lo antes posible.

     El profesor abrió la puerta al tiempo que el chico llegaba a la entrada.

- ¡Vamos profesor dígame ¿qué le ocurre a Haibara?!

- Baja la voz Shinichi, podría oírnos -dijo el profesor mientras ponía un dedo en sus labios-. Verás, desde que te dije que no iría al colegio lleva encerrada en el laboratorio del sótano.

- ¿Lleva cuatro días allí metida sin salir? -preguntó con curiosidad el detective.

- Sí, apenas sale para ir al servicio, no se va a dormir a su cuarto, ni siquiera sé si duerme algo... lo que sí sé es que no ha comido nada de lo que le he llevado y seguro que no ha pasado por la cocina, además ha puesto un cartel de "no molestar" en la puerta, si me acerco me grita que me largue y que la deje en paz... no sé qué le puede estar pasando, pero nunca ha hecho algo parecido, estoy muy preocupado Shinichi.

- Pero... ¿y qué quieres que haga yo exactamente?

- Que me ayudes a entender qué le pasa y que intentes hablar con ella para convencerla de que descanse y coma algo.

- Profesor... soy el menos indicado para conseguir algo como eso, sabes perfectamente que para Haibara soy una molestia con patas, si no ha querido hablar contigo ¿qué te hace pensar que lo hará conmigo?

     El hombre se encogió de hombros.

- Tú lo que quieres es que los gritos vayan hacia mí... -dijo Conan con toda la razón del mundo.

- Je, je... pues sí, la verdad, pero tienes que entenderme, me preocupa mucho Ai y me preocupa su salud y al mismo tiempo me da mucho miedo cuando se pone agresiva -El profesor se llevó la mano a la cabeza y miró a Conan con preocupación.

- Pero profesor... -empezó a quejarse. Es que a mí me pasa lo mismo, también me preocupa y también me da miedo -Se recordó para sus adentros Shinichi-, está bien... veré qué puedo hacer...

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora