CAPÍTULO 25. El aprendiz

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Key salió del cuerpo de ella dejándola descansar.

- Vale bro, ahora te toca a ti -Le dijo a Ceo dándole una palmadita en el hombro.

- ¿Qué?! Pero si ella... -empezó a decir sorprendido el chico lleno de ganas y dudas a partes iguales.

- A ella aún le quedan fuerzas para repetir y no sé por qué dudas... si ya lo has hecho una vez, puedes hacerlo de nuevo.

Aquello era cierto sólo en parte, en realidad había sido S quién hizo todo el trabajo la primera vez, él se limitó a estar quieto y a disfrutar, era diferente de lo que le estaba proponiendo Key, que básicamente era cargar con todo el peso de la responsabilidad de satisfacer a Shiho.

- ¡Espera! -dijo Vi aprovechando la impasividad del chico-. Voy a hacer que dure un poco más.

Vi se levantó de la butaca decidida, y arrastró al detective para sentarlo de un empujón donde ella había estado sentada todo el rato. Retiró un poco hacia abajo los pantalones y la ropa interior del chico sacando su erecto miembro a la luz.

- ¡¡Vi, para!! ¿qué haces? -preguntó el avergonzado chico.

- Shhh... tú relájate ¿vale? te va a gustar, te lo prometo -Le tranquilizó la chica.

Entonces comenzó a saborear el miembro del joven con maestría. Su lengua rodeaba todo el glande y con su boca succionaba el miembro con firmeza, ante la sorpresa y el placer del joven.

Ceo podía sentir el calor y la humedad de la boca de aquella preciosa mujer que jugaba con su lengua alrededor del pene y le provocaba un placer indescriptible. Entonces, Vi comenzó a bajar todo lo que su garganta podía para albergar. La joven alojó la mayor parte del miembro del chico dentro de su boca y de nuevo subió para besar y acariciar con sus labios y su lengua la punta del pene. Repitió el movimiento unas cuantas veces hasta que el chico no pudo soportar más aquella presión y acabó eyaculando en la boca de la chica. Vi miraba traviesa al joven mientras se tragaba los fluidos del chico que la miraba avergonzado sin saber dónde meterse.

- Lo... lo siento... -Se disculpó el chico apurado.

- No pasa nada... -dijo Vi mientras limpiaba los restos de su boca-, pero tendrás que aprender a reconocer cuando ya no puedas más para avisar a quien te esté haciendo esto ¿vale? A mí no me desagrada, pero otras personas se pueden enfadar mucho contigo si no avisas -dijo mientras ladeaba su cabeza señalando a su amiga-, y sobre todo si la chica no tiene mucha experiencia en este sentido puedes traumatizarla... así que habrá que practicar -dijo guiñándole un ojo.

- Venga ven, no vayamos a dejar a la princesa con este calentón... -dijo Key atrayendo a Ceo con la mano.

- Pero ahora yo... -dijo mirando hacia su pene que ahora estaba flácido.

- Eso se solucionará en un momento, en cuanto la oigas gemir de nuevo... -dijo Key convencido-. Vamos haz lo que te he enseñado pequeño padawan. Bésala, besa su cuello, sus pechos y ve bajando...

El chico obedeció, se acercó a la chica y empezó a besarla con pasión, tenía muchas ganas de disfrutarla y de darle placer, quería compensarla por la lección de la noche anterior. Comenzó a besar el cuello de la chica y se detuvo en la oreja, recordó que hacía casi veinticuatro horas ella le había provocado un inmenso placer a él mordiendo con cuidado el lóbulo de su oreja, así que se aventuró a replicar el gesto. Pasó su lengua por la silueta de la oreja de la chica y terminó por darle un suave mordisco que arrancó el primer gemido que le iba a dar aquella noche. Siguió bajando por el cuello, besándola ardientemente, y cuando llegó a los pechos se detuvo un instante para mirarlos de cerca. Los acarició y apretó con más fuerza que la noche anterior. Ahora había visto de mano de Key que no se iban a romper por mucho que los apretara. Jugó con sus dedos rozando los pezones de la chica y se acercó para besarlos. Shiho empezó a respirar entrecortadamente.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora