CAPÍTULO 17. El amor de Key

8 1 0
                                    

     Shiho empezó a dormir todas las noches con el informático, y cuando éste no estaba le dejaba estudiar en su cuarto. Aquel hábito se convirtió en costumbre durante un par de meses más. Hasta que una noche Key sintió la necesidad de buscar el calor de una mujer.

- Oye S... -empezó el informático- hoy he quedado con una chica... vas a tener que dormir en tu cuarto esta noche.

- Ah... claro, sin problema -dijo la joven con decepción en su voz.

- Lo entiendes ¿verdad? -preguntó el chico.

- Sí... claro... este es tu cuarto, tienes que poder hacer lo que quieras aquí dentro...

- Me gusta pasar las noches contigo, no quiero que pienses lo contrario, pero tú no quieres tocarme ni con un palo y a mí me apetece un poco de contacto físico...

- Ya... no tienes que darme explicaciones -dijo la chica tajante.

-          No te enfades eh

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- No te enfades eh... -dijo Key que podía leer la amargura en los ojos de la chica.

- No me enfado, haz lo que quieras, ya te lo he dicho, es tu cuarto...

      Shiho abandonó la habitación con soberbia, dando un portazo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

      Shiho abandonó la habitación con soberbia, dando un portazo. Se sentía fatal por muchas razones. Sabía que su enfado era ilógico y desproporcionado. El informático se había portado realmente bien con ella durante varios meses, había sido amable y comprensivo, además de respetuoso. No tenía ni un "pero" acerca del tiempo que vivió en la habitación de su amigo. Por otro lado, no era cierto que no quisiera tocarle ni con un palo. Ella también se había quedado prendada de los atributos, tanto físicos, como de la personalidad del joven, pero para ella era impensable ir más allá de una amistad con un hombre. Además, estaba el hecho de que esa noche tenía que volver a pasarla en su cárcel personal. Todos esos pensamientos que la agobiaban se amontonaban en su cabeza cuando, sin apenas verlo venir, una joven pasó al lado de la chica y se adentró en la habitación de Key. Era preciosa y su edad era más parecida a la del chico que la de Shiho. Los celos aparecieron por un instante martilleando su mente. ¿Por qué esa chica podía disfrutar de su atractivo amigo con tanta facilidad, mientras que ella se ahogaba en pánico de sólo imaginarse desnuda frente a él? Poco después, una exótica joven de piel oscura, con la cabeza llena de rastas de color morado y unas finas gafas al aire se cruzó por el pasillo, en dirección a la habitación del chico.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora