CAPÍTULO 33. De vuelta a casa

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     El sol ya estaba presente dejando al descubierto la escena. Era muy peligroso estar allí a plena luz del día. El detective reunió todas las fuerzas que le quedaban e hizo un soberano esfuerzo por levantarse, sus rodillas temblaban, y Ran tuvo que sostenerle para ayudarle a levantarse del todo.

- Tenemos que llegar pronto a mi casa -dijo el detective con dificultad.

- ¿Qué te ha pasado? ¿Y quién es esa chica? -preguntó Sonoko desconfiada.

- No hay tiempo para explicaciones -contestó el chico bruscamente mientras avanzaba agotado hacia la gran mansión de los Kudo.

      Ran se adelantó corriendo hacia la puerta de la casa para llamar y que abrieran antes de que el joven llegase. Yukiko abrió a la chica y se percató de la lamentable situación de su hijo que se acercaba, arrastrando los pies con dificultad, hacia la casa.

- ¡Shin-chan! -exclamó su madre sorprendida y preocupada a partes iguales.

     El joven pudo atravesar la puerta y, ante la mirada de asombro de sus padres, dejó el cuerpo inconsciente de Shiho en el sofá del salón, para luego volver a caer de bruces contra el suelo.

- Shinichi, ¿qué ha pasado? -preguntó Yusaku con preocupación.

- Es... largo de explicar... -contestó su hijo notablemente afectado.

- ¡Shinichi estás fatal! Cuéntanos lo que te ha pasado -exigió Ran.

- ¿Shiho-san está... bien? -preguntó Yukiko acercándose a la joven para acariciarla con actitud maternal.

- Sí... sólo está dormida -respondió Shinichi mirándola con ternura.

     Ran se percató de la preocupación del joven hacia la chica. La mirada que proyectaba el detective no la había visto jamás en sus ojos. No podía adivinar la relación que tenían los dos, pero podía sentir como se le clavaba una daga en el corazón, cuando vio a su novio agarrándole la mano con fuerza a la chica.

- Creo que después de estar misteriosamente desaparecido y de aparecer de repente, así de destrozado, y con una chica en brazos, le debes una buena explicación a Ran... ¿no crees Shinichi? -increpó Sonoko al joven detective.

     El detective sabía que la joven tenía razón... le debía muchas explicaciones a Ran, pero no sabía por dónde empezar.

- Es por la investigación en la que he estado metido todo este tiempo, la que me ha hecho estar tan desaparecido... las cosas se han vuelto cada vez más peligrosas y ahora mismo el simple hecho de que estéis aquí es muy arriesgado. Estoy intentando desarmar una organización criminal muy poderosa y ahora mismo puede que me hayan seguido o me estén persiguiendo... así que lo mejor será que os marchéis a casa las dos y cuando haya pasado un tiempo prudencial te avisaré para que volvamos a vernos Ran...

- Pero... ¿qué te ha pasado? Y... ¿ella? -Le pudo la curiosidad a la chica.

- La secuestraron y tenía que rescatarla. Ella es muy importante para destruir la organización... tuve que escapar a pie, con ella inconsciente, y por eso estoy tan cansado porque el sitio estaba bastante lejos, pero estoy bien no te preocupes... -intentó calmarla.

     El detective seguía sentado en el suelo al lado de la joven y a Ran sólo le asaltaban dudas y más dudas.

- Esa chica... se parece mucho a Haibara... -hizo notar Ran.

     El joven estaba demasiado cansado como para inventar nada, por lo que se quedó con una cara de descompuesto, sin saber qué decir al respecto. Entonces, la chica empezó a moverse, sus ojos se entreabrieron captando la atención de todos los presentes.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora