EPÍLOGO II

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     Shiho había acudido a un buzón cercano, con una arrugada carta entre las manos, tras haberla escrito cientos de veces. Mientras pensaba si era adecuado o no arrojar el sobre, un joven la asustó por la espalda, haciendo que se resbalara, de entre sus dedos, la carta con el destino japonés escrito en el sobre. Ella dejó escapar un grito por la repentina aparición de Key tras ella, y por la pérdida del papel entre sus manos. Cerró el puño que instantes antes agarraba la carta y se mordió el labio, dejando escapar finalmente un suspiro de alivio.

      El destino así lo había querido, y al otro lado del mundo un detective iba a recibir noticias suyas

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      El destino así lo había querido, y al otro lado del mundo un detective iba a recibir noticias suyas. Shiho se giró bruscamente después de aceptar lo que había pasado y le dio un puñetazo a Key en el brazo.

- ¡Maldito seas! ¡Menudo susto me has dado! ¿Qué haces aquí? Pensaba que me esperarías en la caravana -dijo la chica molesta por la presencia del joven.

- Ay... -se quejó un poco frotándose el brazo-. Tenía que enviar algo también...

     El informático lanzó al buzón un pequeño sobre acolchado con una promesa cumplida dentro.

- ¿Qué es? -preguntó curiosa la chica.

- Eres una cotilla ¿lo sabías? No es nada que te importe. Venga, volvamos con Vi -contestó el chico con tono burlón.

- ¿Por fin te has atrevido a mandársela? -preguntó la científica, que había visto cómo la chica regresaba de cada pueblo con una carta en las manos, tras haber intentado enviarla, sin que el coraje se lo permitiera.

- Sí, por fin... -contestó Shiho, entre decepcionada por no haber sido su valor el que la arrojara, sino el destino, y aliviada por otro lado, al haberse quitado ese peso de encima.

- Necesitó un poquito de ayuda, pero por fin lo ha hecho -Se burló Key entre carcajadas.

- Eres idiota -contestó la joven con una sonrisa.

     La caravana se puso en marcha hacia un nuevo destino, con la mente de S a miles de kilómetros de allí.

- ¡Shinichi, tienes correo! -exclamó la voz de Yukiko desde el piso de abajo.

     El joven corrió, como hacía tiempo que no hacía, escaleras abajo, y le arrebató de las manos a su madre, un sobre y un paquete. Subió de nuevo las escaleras, con la misma prisa, y cuando estuvo en la soledad de su cuarto leyó la carta.

      "Ha pasado un año ya después de todo lo ocurrido... No me puedo creer lo rápido que avanza el tiempo, aunque para mí ha sido como una eternidad, sin ti...

      Me ha costado mucho enviarte esto, me ha costado mucho escribirlo y me ha costado mucho decidirme a mandarla... Supuestamente es peligroso que nos comuniquemos, porque podrían encontrarme, pero me ha dicho Key que si no uso medios electrónicos será mucho más difícil que den conmigo.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora