CAPÍTULO 5. Tiro al bicho

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     El noveno vídeo coincidía con la edad de la niña que aparecía en él. Casi parecía que aquellas escenas de la vida de Shiho se estaban narrando en orden cronológico y prácticamente de año en año. Al darle al play los dos espectadores se ruborizaron de inmediato. Aquellas imágenes mostraban la habitación de Gin, donde se estaba produciendo un encuentro de lo más caliente, entre el chico de dieciocho años y una joven que aparentaba más o menos la misma edad. Shinichi recordó, por un momento, quién les había enviado los vídeos, y empezaba a temerse que conforme fueran avanzando en el visionado y, por consiguiente, fueran pasando los años en la vida de Shiho, quizá se mostraran algunas escenas de lo más comprometedoras en los vídeos, escenas que no estaba dispuesto a dejar que el profesor viera. Empezó a pensar en una buena excusa para cuando viera que la chica fuese un poco más adulta y menos niña, cuando un fuerte grito de puro pánico le sacó de sus pensamientos.

- ¡¡¡¡Ah!!!! ¡¡¡¡¡Gin!!!!! ¡¡¡Mátala, mátala!!! -gritaba la joven Shiho que aparecía en la habitación del asesino interrumpiendo su affaire.

- ¡Shiho! -gritó el joven sorprendido cubriendo su cuerpo y el de su acompañante con la sábana.

- Gin... ¿quién es esta niña? No sabía que tenías hermanas pequeñas... -dijo la joven bajo la sábana.

- No es mi hermana -negó el joven-. Shiho, ¿cuántas veces te he dicho que no me molestes por las noches? -Se quejó el joven notablemente enfadado.

- Lo... lo siento..., pero es que... ¡Tienes que matarla! -exigió la niña tirando del pie del muchacho para que se levantara.

- Vale, vale, espera... Sal un momento, ahora voy... -dijo molesto el chico.

     La niña salió del cuarto y entonces Gin se puso unos pantalones y agarró su pistola.

- ¿Vas a matar a alguien? -preguntó la chica sorprendida.

- A la cría, como sea una tontería... -dijo el chico entre dientes.

     La siguiente escena se trasladó al cuarto de la niña que estaba totalmente desarmado. Gin se quedó mirando aquella habitación con horror.

- ¿Qué ha pasado aquí? ¿A quién tengo que matar? -preguntaba preocupado.

- Allí... mira... ¿no la ves? -dijo la niña señalando con su dedo tembloroso al suelo, mientras se ocultaba tras las piernas del asesino. ¡Mátala Gin!

     El joven miró hacia donde señalaba la niña con una profunda decepción.

- ¿Una cucaracha? ¡¿Me has molestado por una estúpida y simple cucaracha?! -gritó el chico indignado-. Te dije que sólo me podías molestar por las noches en caso de extrema emergencia...

- ¡Esto es una extrema emergencia Gin! -gritó la niña aterrorizada-. ¿Cómo piensas que voy a dormir con esa cosa asquerosa en mi cuarto?

- ¡Pues mátala tú!

- ¡¿Yo?! Debes estar soñando. ¡Yo no me acerco a esa cosa ni loca...!

- Pues yo no pienso matarla. Ya eres mayorcita para necesitar que alguien mate un simple bicho por ti. Así nunca serás capaz de matar a una persona... Serás inútil para la organización...

- Puedo matar a todas las personas que quieras, pero no me pidas que aplaste esa cosa... ¡Me muero antes del asco...! -dijo la chica completamente afectada.

- Shiho... -dijo con ira en su voz-. Vas a matar a esa cucaracha, como entrenamiento y como castigo por haberme molestado...

- ¡¿Qué?! No, de eso nada...

- Lo vas a hacer, porque te juro por la organización que como no lo hagas, mañana mismo cojo un avión y me voy con dos maletas vacías a esa isla del Pacífico donde están las cucarachas más grandes y asquerosas del planeta, lleno las dos maletas de cucarachas y me vuelvo para esparcirlas por todo tu cuarto mientras duermes... -La amenazó con voz siniestra.

- G...Gi...Gin... no... no puedes hacerme eso...-dijo con la voz temblorosa.

- Shiho, te lo juro -dijo mirándola a los ojos con seriedad.

     La niña tragó el nudo en su garganta y le quitó la pistola de las manos al chico. Apuntó al insecto y disparó sin reparo. Su primer tiro falló, pero le dio tan cerca que la cucaracha salió corriendo por la habitación haciendo que la niña pegase un salto para acabar en los brazos de Gin.

- No puedo, no puedo, no puedo... -repetía la niña mientras se refugiaba en el joven, que la sostenía en peso sobre sus brazos con una expresión de incredulidad en su rostro.

- Yo sí que no puedo creerme que le tengas miedo a esa insignificante criatura... No seas una cobardica y mátala ya. No puedo quedarme aquí toda la noche... -dijo el joven impaciente por volver a su cama.

- Vale, pero acércame para que apunte mejor y protégeme por si fallo...

- Venga... -dijo el chico acerándola en el aire al bicho-. Respira hondo, cierra un ojo y apunta bien, sostén la culata con firmeza y dispara.

      La niña obedeció a las instrucciones de su maestro y atinó de un certero disparo matando a su más terrorífica enemiga.

- ¡Lo he hecho!, ¡¡¡Lo he hecho!!! -exclamó victoriosa aún en el aire sostenida por el joven-. ¿Has visto eso Gin? ¡¡La he matado!! -dijo orgullosa de su logro.

- Sí, bien hecho... -dijo el chico mientras la colocaba en el suelo con delicadeza. ¿Estás más tranquila ahora? ¿Puedo irme ya?

- Sí... ya puedes volver con esa chica... -dijo la niña con el morro torcido.

- ¿Te dejo el arma por si vuelve a aparecer otro bicho?

- Sí -contestó la niña más tranquila por la seguridad que le daba tener un arma con ella.

- Está bien... pero no juegues con ella, no quiero que dispares si no es necesario ¿vale? ¿me lo prometes?

- Vale...

- Y Shiho... no vuelvas a molestarme por algo de lo que tú puedas ocuparte ¿de acuerdo?

- No podría haberlo hecho sola... -Se lamentó la niña.

- Pero ahora sí. Así que a partir de ahora te encargarás tú misma de estas cosas...

- Está bien...

- Venga, ahora a dormir que mañana toca entrenamiento a primera hora.

- Buenas noches Gin, y... gracias.

- Buenas noches..., y de nada.

     Los dos hombres que contemplaban absortos aquellas imágenes, metidos en la historia, se miraron con complicidad, sentían que querían comentar cada cosa que veían, pero preferían dejar sus impresiones para el final para no perderse ni un segundo de metraje.

- Es adorable a la par que peligrosa... -apuntó el profesor.

- Después de todo, sólo es una niña pequeña, con un complicado pasado... -completó la descripción el detective. 

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora