CAPÍTULO 20. Recuperando el control

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     Shiho aparecía en la pantalla vestida de una forma tan sexy y atrevida que sonrojó al espectador de inmediato. La chica caminaba dando cortos paseos en bucle, delante de la puerta de la habitación de Vi. Se mordía las uñas con nerviosismo y paraba de vez en cuando delante de la entrada, levantando el puño cerrado con la intención de llamar, pero nunca lo hacía. Se daba la vuelta y seguía andando sin sentido. En una de las veces en las que estuvo a punto de golpear la madera, la puerta se abrió, dejando a la chica con el puño en alto y la cara de circunstancia delante de Vi.

- Hola S, ¿venías a verme? -preguntó la joven que iba a salir en ese momento.

- S...sí...-tartamudeó la chica con timidez.

- ¡Qué bonita casualidad! Yo también iba a buscarte, ¿te apetece que vayamos a tomarnos algo por ahí esta noche?

- Yo... yo estaba pensando en otro plan... algo más tranqui...

- ¿Va todo bien? -preguntó la chica que notaba el nerviosismo en su amiga.

- Es que... había pensado... que...

- ¡Venga suéltalo ya! ¡Me tienes en vilo! -Se quejó Vi.

- Pues...

     Shiho no estaba preparada para pedirle lo que le iba a pedir. No le convencía ninguna de las conversaciones que había tenido previamente en su cabeza. Entonces la chica se armó de valor y, sin mediar palabra, se lanzó a besar a su amiga con toda la pasión que pudo poner en aquel beso. Vi correspondió a aquel beso con dulzura.

- ¿Esto significa lo que creo que significa? -preguntó cuando ambas se separaron.

- Sí, creo que estoy preparada para dejarme ayudar... Sí sigues dispuesta a hacerlo claro...

- No sólo estoy dispuesta, estoy deseándolo... -dijo Vi mientras agarraba a la chica de la camisa y la arrastraba hacia dentro del cuarto.

     Vi cerró la puerta y acercó a su amiga hacia el armario de su cuarto, sacó un maletín y lo abrió encima de la cama. En su interior había numerosos juguetes sexuales de diferentes formas y tamaños. Shiho se quedó mirando aquel arsenal sin salir de su asombro.

- ¿Por qué me enseñas esto? -preguntó algo asustada.

- Para que veas todo lo que vamos a usar en tu rehabilitación -contestó Vi con una sonrisa traviesa.

- Creo que esto ha sido una mala idea... -dijo Shiho mientras se daba la vuelta.

- No tengas miedo, empezaremos muy poco a poco, te aseguro que te va a gustar descubrir todo el placer que tu cuerpo es capaz de sentir.

     Shiho se volvió hacia su amiga. Su rostro reflejaba el miedo y la inseguridad, pero por otro lado, tenía curiosidad y muchas ganas de superar todo el dolor que sentía al pensar en el sexo.

- Muy, muy poco a poco -repitió Shiho para dejarlo claro.

- Sí. Hasta dónde tú quieras, siempre -dijo la química guiñándole un ojo.

- Está bien... ¿cómo empezamos?

      Vi sonrió victoriosa, y situó a su amiga recostada, con medio cuerpo apoyado en el cabecero de la cama. Luego se quitó la ropa ante la atónita mirada de Shiho, que la miraba admirando su maravillosa silueta. Se sentó justo enfrente de ella, recostada también, pero apoyándose en la pared que limitaba con la cama.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora