CAPÍTULO 15. La azotea

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     Shinichi reprodujo el siguiente vídeo con bastante más motivación. La escena mostraba a Shiho en una azotea, sentada en el suelo bajo la noche estrellada. La chica llevaba unos auriculares y empezó a cantar lo que sonaba por ellos. El detective sintió la calidez recorriendo su pecho. Escuchar aquella dulce voz le transportaba a los momentos más felices de su vida al lado de la chica. En aquel momento, la puerta del lugar dio paso a Key, que subía con uno de sus cigarros, especialmente liados a mano, y lo encendía nada más poner un pie en el exterior. El informático se percató del concierto privado que se estaba produciendo en aquel momento, y se acercó con curiosidad para descubrir a su recién conocida amiga japonesa. Se quedó observando cómo ella se dejaba llevar por la emoción de la letra, y cantaba con pasión una canción desconocida para el muchacho. Key la miraba embobado, hasta que ella abrió los ojos, por un instante, para descubrirle mirándola fijamente con una sonrisa. La chica se ruborizó de inmediato y se quitó uno de los auriculares para hablar con el joven.

- Pensaba que estaba sola... -dijo mirándole de reojo.

- Yo tampoco pensaba encontrar a nadie aquí, hace frío y la gente no suele subir hasta la azotea, pero por lo visto uno nunca está totalmente solo ¿no crees?

- Eso parece...

- ¿Hablamos en japonés?

- Vale -dijo la chica alegre de poder hablar en su idioma.

- Tienes una voz preciosa -alagó el informático en el idioma natal de la chica.

- Gracias, pero no creo que sea para tanto...

- ¿Por eso cantas sin que nadie te escuche?

- Sí...

- ¡Pues eso no puede ser! Deberías cantar en un escenario lleno de gente.

- ¿Como haces tú?

- Exacto -dijo el chico mientras le daba su primera calada al cigarrillo-. Te fuiste antes de poder despedirme... ¿te gustó el concierto?

- Sí. Tú sí que tienes talento...

- Lo sé -dijo sin un ápice de modestia-. No te he visto desde la fiesta.

- He estado estudiando en la biblioteca. He pensado que no era buena idea enfadarme porque alguien quiera montar una fiesta, teniendo una gran biblioteca, totalmente equipada, justo en el edificio.

- Chica lista. No esperaba menos de ti -dijo el joven con una sonrisa amable-. ¿Puedo? -preguntó Key señalando el espacio de suelo vacío junto a la chica.

     Shiho asintió y el joven se sentó a su lado, le ofreció el cigarrillo para apartarlo rápidamente poco después.

- No fumas... me acuerdo -dijo el chico antes de que ella pudiera rechazarlo. Tampoco te vi beber en la fiesta...

- ¿Me espiabas? -preguntó ella ofendida.

- No, pero te miré un par de veces y no llevabas ningún vaso en la mano.

- No, ni fumo ni bebo.

- ¿Demasiado joven para las emociones fuertes de la vida?

- ¿A eso llamas tú emociones fuertes? -pregunto la joven con ironía.

- Touché -dijo el chico llevándose una mano al pecho haciéndose el herido-. Aun así, me pregunto cómo una chica de tu edad que ya va a la universidad no fuma, ni bebe, ni va a fiestas a no ser que la convenzan... Yo a tu edad estaba loco por experimentar todo lo que podía y más...

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora