CAPÍTULO 8. La adolescencia está llena de cambios

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     Lo que se podía ver en las siguientes imágenes era a un impaciente joven, aporreando la puerta de la habitación de la chica para que saliera.

- Shiho, no te lo repito más, ¡sal de una maldita vez! Tenemos que irnos, no llegamos a tiempo -Gin se miraba el reloj impaciente mientras acababa su cigarrillo.

- ¡Un minuto! -Se escuchaba a la chica al otro lado de la puerta.

- Ya te he dado diez... o sales ya o te saco arrastras -amenazó el chico.

- ¡Espera! ¡No estoy lista!

- ¡A la mierda! -exclamó harto de esperar mientras apagaba el cigarrillo con su pie.

     Gin entró de golpe a la habitación, haciendo que la cámara que grababa las imágenes, a continuación, fuera la del interior del cuarto. El hombre observó molesto cómo la chica estaba a medio vestir. Shiho se miraba al espejo frustrada, mientras una montaña de camisetas se apilaba en la cama.

- ¿Se puede saber qué demonios estás haciendo? -preguntó Gin, al que se le había acabado la paciencia.

- ¿No lo ves? Estoy intentando vestirme, pero no me queda bien ninguna camiseta -Se quejó la chica desesperada.

- Ponte cualquier cosa y vámonos ya -dijo Gin, mientras cogía una prenda al azar de las del montón y se la lanzaba furioso.

     La joven se quitó la camiseta que llevaba para probarse la nueva que le había lanzado Gin. Sin pudor alguno, se quedó semidesnuda ante un avergonzado hombre que, tras mirarla absorto durante un segundo, apartó la mirada sonrojado.

      Al otro lado de la pantalla, el profesor ponía sus manos sobre los ojos con rapidez, para, poco después, darse cuenta cómo el joven que estaba a su lado mantenía la mirada son semblante serio hacia la pantalla

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      Al otro lado de la pantalla, el profesor ponía sus manos sobre los ojos con rapidez, para, poco después, darse cuenta cómo el joven que estaba a su lado mantenía la mirada son semblante serio hacia la pantalla.

- ¡Shinichi! ¿¡Qué haces!? ¡No mires! -Le regañó el profesor mientras interponía una de sus manos entre la visión del joven y la pantalla-. A ella no le gustaría que viésemos esto y mucho menos si sale desnuda -Le recriminó.

      El chico detuvo la reproducción del vídeo un instante, y se giró para hablar seriamente con el apurado hombre a su lado.

- Profesor... desde que se fue, Shiho y yo hemos estado hablando todos los días. Siempre me llamaba ella, pero hace tres días que no me llama ni me coge el teléfono. Tampoco sé nada de nuestros amigos... no sé cuál es la razón de haber recibido estos vídeos, pero si algo de esto me ayuda a saber qué ha sido de ella tengo que verlos, tengo que averiguar qué ha pasado, por qué ya no me llama. Profesor, quizá esté en peligro y algo de lo que haya aquí me ayude a entenderla mejor o a dar con ella.

- Sí... entiendo que estés preocupado... a mí también me llamaba y dejó de hacerlo hace tres días... No te dije nada porque pensé que estaría ocupada, pero ahora me dejas bastante nervioso.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora