CAPÍTULO 21. Un beso sólo es un beso

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     Las caras de los dos amigos estaban descompuestas y combinaban bastante bien con los similares tonos de rojo de sus mejillas. 

- C'mon, don't be shy -seguía insistiendo Vi-, a kiss is just a kiss, it doesn't mean anything.

     Aquellas palabras resonaron en el interior de los dos: "no significa nada", "no significa nada..." Ceo dejó de darle vueltas, dejó de pensar en la incomodidad de ella, dejaron de importarle los miedos y las inseguridades de ambos, se armó de valor, cerró los ojos y agarró a su amiga por la nuca y la cintura, la atrajo hasta él y la besó intensamente. Dejó aflorar toda esa pasión contenida que sentía por la chica y la depositó en aquel beso. Ni siquiera prestaba atención a las miradas de los dos jóvenes que sonreían victoriosos al contemplar la escena.

     Shiho por su parte estaba atónita, no se lo acababa de creer, el muchacho había dejado de ser paciente, se había rendido ante los deseos que tenía hacia ella y se atrevía a besarla con todo el descaro del mundo, con sus amigos mirando, y sin haberle preguntado siquiera. A la sorpresa inicial le sobrevino el placer que estaba sintiendo, disfrutaba de aquel beso como si fuera un regalo de cumpleaños, algo especial y único, algo que no debía repetirse demasiado... pero que, por una vez, "no significaba nada".

     Al cabo de un par de minutos de comerse mutuamente la boca, se separaron jadeando y con la excitación por las nubes.

- Bueno ha estado muy bien el espectáculo, pero yo creo que deberíais seguir la fiesta en el dormitorio -dijo Vi con una sonrisa traviesa.

- Que es justo donde vamos nosotros -aclaró Key dando pequeños empujones en el trasero de Vi para alejarla de allí en dirección al piso de arriba-. Podéis hacer todo el ruido que queráis, nosotros lo vamos a hacer -dijo el chico guiñando un ojo al detective, mientras le daba una palmadita en el hombro.

     Los cuatro subieron las escaleras, Key y Vi se alejaron a la habitación que tenía un 1 en la puerta y cerraron tras de sí. S y Ceo se quedaron plantados cada uno enfrente de sus respectivas habitaciones sin saber muy bien qué decir, ni qué hacer.

- Yo... estoy muy cansada, hoy ha sido un día de locos, será mejor que me vaya a dormir -dijo Shiho evitando pensar en la idea de acostarse con su amigo.

- Sí... yo también necesito descansar... -dijo el chico evaluando, con la mirada perdida, todo lo que había ocurrido tan repentinamente minutos antes.

- Buenas noches Ceo -Se despidió la chica llamándole por primera vez por su nombre inventado.

- Buenas noches S... -Se limitó a decir complacido, el detective.

     Ambos chicos entraron en sus habitaciones y se tumbaron en la cama a reflexionar sobre todo lo ocurrido. Pasados unos minutos los gritos provenientes del final del pasillo martilleaban las cabezas de los dos jóvenes que, avergonzados, recordaban su propia situación. Shiho fue la primera en marcharse de su cuarto, se dirigió al salón para despejar un poco su incansable imaginación. La chica se sentó al piano para tocar alguna melodía que borrase los gemidos de su amiga de sus oídos. Poco después bajó Ceo, cansado de soportar aquel espectáculo que acabaría por excitarle también. Paró en seco en el pasillo cuando escuchó a la chica tarareando una canción a la vez que tocaba una preciosa pieza al piano. Se quedó allí, embobado, mirándola y disfrutando de la belleza de la chica y de su voz. El chico se aproximó un poco más para escucharla mejor y de lo despistado que estaba se golpeó el pie contra una pequeña mesita auxiliar que había a la entrada del salón. El golpe y el quejido del chico sobresaltaron a la joven.

- Perdona... ¿te he despertado con el piano? -preguntó la chica preocupada.

- ¿Despertado?, ¿de verdad crees que podría dormirme con el concierto de allí arriba? -preguntó sarcástico.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora