CAPÍTULO 25. La negra pesadilla

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     Un corte en el vídeo situaba a la chica, días más tarde, enfundada en ropa de deporte, dirigiéndose al gimnasio comunitario del complejo residencial donde vivía. Empezó calentando un poco corriendo en la cinta y luego cogió algo de peso para ejercitar sus brazos. Le estaba costando más de lo que recordaba, llevaba varios meses sin hacer nada de ejercicio. Entre los finales de la carrera, la graduación, todas las celebraciones posteriores y más tarde la mudanza, le había sido imposible sacar tiempo para continuar con su entrenamiento. El sudor empezaba a aparecer en su frente y su respiración se aceleraba.

     Estaba muy concentrada en su ejercicio cuando su mirada se cruzó con una silueta familiar. Por el rabillo del ojo, había notado cómo un hombre alto y de pelo largo entraba en la sala de musculación y se subía a una barra para hacer dominadas. No puede ser... pensó, mientras cerraba los ojos deseando que fuera un simple parecido. La chica había reconocido la presencia de Gin sin llegar a verle del todo, y no estaba preparada para encontrárselo en ese momento. Había imaginado miles de veces, en su cabeza, la situación de volver a encontrárselo, ahora que vivían en la misma ciudad, y de todas esas veces ni una sola había podido manejar su ansiedad de forma satisfactoria. Siguió con su ejercicio intentando apartar de su mente la voz que le gritaba que huyera de allí. Entonces escuchó un golpe de unos grandes pies aterrizando de un salto en el suelo, a escasos metros de ella. En ese momento, empezó a sentir la presencia de Gin con más intensidad, su olor se acercaba y Shiho vio como su mayor temor se materializaba delante de ella.

- Había oído que estabas por aquí... -empezó a decir Gin-. Pero no pensé que te encontraría en el gimnasio...

- Ya era hora de seguir el entrenamiento... -Se limitó a decir Shiho.

- Has crecido mucho Shiho.

- No tanto...

- Yo te veo muy diferente.

- Tú estás igual.

- Estás más guapa, pero se nota que llevas mucho sin entrenar... ya estás sudando y ni siquiera has cogido todo el peso que puedes llegar a coger...

- ¿Has venido para molestarme?

- No. He venido a entrenar, de verdad que no esperaba verte por aquí... Me dijeron hace dos días que te habían ordenado volver a Japón, y no me ha dado tiempo a dejar las cosas lo suficientemente atadas como para mudarme otra vez y alejarme de ti.

- ¿Lo harás?

- Claro, llegamos a un trato, pero primero tengo que solucionar un grave problema que tiene la organización...

- ¿Cuánto tardarás?

- No lo sé, pero me limitaré a evitarte si te encuentro, sólo me he acercado para decírtelo y que te quedes tranquila.

     Las palabras del asesino parecían ensombrecidas por un halo de tristeza.

- Te he echado de menos, me alegro de verte tan bien... -dijo el hombre con sinceridad.

- ¿Cuál es ese grave problema que acecha a la organización? -preguntó Shiho con curiosidad, evadiendo las cariñosas palabras de Gin.

- Hay un topo muy escurridizo que ha sido un importante miembro de la organización, y ahora tenemos bastantes sospechas de que pertenece al FBI... No puedo decirte su nombre porque aún lo estamos investigando, pero si es cierto y todo apunta a que así es, podríamos estar en serios problemas...

- Y tienes que descubrirle y matarle antes de poder largarte de Tokio.

- Así es... Lo siento, procuraré que me veas lo menos posible mientras tanto.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora