CAPÍTULO 24. Apotoxin

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     Se produjo un nuevo corte en el vídeo. Ya habían pasado unas semanas desde que Key y Vi se establecieron en Tokio y ahora Vi trabajaba duro en el laboratorio para ganarse un puesto importante entre la plantilla. La chica aprovechó un descanso para sacar un pesado maletín y dejarlo caer en la mesa, delante de Shiho.

 La chica aprovechó un descanso para sacar un pesado maletín y dejarlo caer en la mesa, delante de Shiho

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- ¿Sabes lo que te he traído? -preguntó Vi emocionada.

- ¿Más juguetes sexuales? Vi te dije que en el trabajo no, que no es profesional...

- Qué tonta eres... ¡pero si te encanta! -siguió la chica con la broma-. No son juguetes, pero sí que tiene algo de sexual... o por lo menos a mí me pone bastante...

     Vi abrió el ajado maletín y empezó a poner sobre la mesa los papeles y libretas que había en su interior.

- Échale un ojo a esta investigación -animó la científica a Shiho.

- ¿Qué es todo esto? Parece que me estás enseñando alquimia... ¿esta es la fórmula para crear el elixir de la eterna juventud? -preguntaba pasando las hojas con cuidado de no deshacerlas.

- Casi, casi... sigue leyendo, quizá te sorprenda saber quién es el autor... -continuó animándola Vi, poniendo algo de intriga en la conversación.

- Atsushi Miyano... -leyó la firma al final del documento-. Papá... -dijo sorprendida.

- ¿¡No es increíble!? Estaba rebuscando investigaciones que se habían quedado a medias, sin presupuesto o que estaban abandonadas y me topé con esta maravilla. Lo he leído unas sesenta veces antes de plantearme siquiera el enseñártelo, pero los datos son bastante concluyentes... Creo que tu padre intentaba buscar una cura para el envejecimiento o algún tipo de tratamiento contra alguna enfermedad terminal. ¡S, tu padre era un genio! Tenemos que continuar con su obra, tenemos que terminarla y que sea su legado a través de ti. ¿No sería precioso? Llegar a tener el Nobel de química y dedicarle el premio a tu padre como autor de la idea...

- Piensas muy a lo grande Vi...

- ¡Así es exactamente como hay que pensar! Sólo así se consiguen cosas increíbles. ¡Como el elixir de la eterna juventud! ¿Qué me dices?, ¿hacemos de esto nuestro pequeño proyecto personal y altamente secreto?

     Shiho se quedó callada un momento, procesando todo lo que tenía entre sus manos. Los últimos manuscritos de su padre, escritos a su puño y letra, una prometedora investigación que quedó sin terminar por su prematura muerte.

- Deberías haber sido tú quién lo terminara, pero al final he seguido tus pasos de un modo u otro y la casualidad me ha regalado a Vi y ella me ha devuelto a ti... Es como un círculo que se cierra...

     La chica hablaba en voz alta con la mirada fija en la firma de su padre.

- ¿Ese enigmático discurso significa que te apuntas? -preguntó Vi sacando a Shiho de sus pensamientos.

- ¡Pues claro que me apunto! ¡Tenemos que ganar el Nobel y batir todos los récords!

- ¡Así me gusta! Nos quedaremos todos los días después de cerrar el laboratorio y continuaremos por donde el señor Miyano se quedó.

     El vídeo terminaba con esa declaración de intenciones, dando a conocer al detective los inicios del Apotoxin, la droga que lo transformó en niño haciendo que su vida cambiara drásticamente desde entonces. Permitiéndole conocer a las increíbles personas con las que había tenido la suerte de coincidir, en su fantástica aventura por hallar el antídoto definitivo y destruir a la organización.

      El siguiente vídeo mostraba a las dos chicas inmersas en sus investigaciones, saliendo muy tarde, ya de noche, después de un largo día de trabajar sin parar. Key había ido al laboratorio para sacarlas de allí a rastras.

- ¿Habéis considerado tomaros esto con un poco más de calma? Apenas os veo... -Se quejó el chico-. Me he mudado para pasar más tiempo con vosotras y me habéis sustituido por el trabajo...

- Está bien Key... lo hemos captado, descansaremos un poco esta semana -dijo Vi, que estaba notablemente agotada.

     Shiho tenía unas profundas ojeras y se notaba que descansaba poco, dándole vueltas a la investigación.

- Yo voy a aprovechar este finde para dormir todo lo que pueda y la semana que viene volveré al gimnasio... Estoy muy desentrenada...  -dijo Shiho aprobando la pausa en el trabajo.

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