CAPÍTULO 11. El vídeo número 20

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     Shinichi notó cómo los celos se le clavaban por dentro, como miles de agujas atravesándole las entrañas sin piedad. Le gustaba verla disfrutar de Vi o de Key, no le importaba verla tontear o besarse con otros chicos de edades parecidas a la suya. Pero Gin, Gin no... él no... Ese terrible hombre que años después le envenenaría, mataría a Akemi e intentaría acabar con la propia Shiho. Ese monstruo no tenía derecho a disfrutar del cariño de la chica y mucho menos de sus besos.

      El detective puso, casi sin pensar, el siguiente archivo, movido por el deseo de quitarse ese pensamiento de su cabeza. Sin embargo, no podía adivinar que aquel último vídeo que había visto iba a ser el principio del fin de una serie de escenas "tranquilas" en la vida de su amiga.

      El siguiente vídeo empezaba con un pantallazo negro y un primer plano de Key. Ahora no había dudas de que el informático era el que había recopilado y enviado aquellos archivos. Un plano fijo del rostro del chico con una expresión de lo más deplorable se mostraba ante el detective. Key estaba en silencio, su tez estaba más blanca de lo que jamás había estado frente a Shinichi. Las ojeras del joven eran pronunciadas y sus ojos estaban hinchados y muy rojos. Miraba con dificultad a la cámara prolongando el silencio. Key se llevó una mano temblorosa a la boca para dar una calada a uno de sus cigarros adulterados. Inspiró profundamente con otra mano en su frente. Entonces miró fijamente a la cámara y empezó a hablar con la voz rasgada.

- Esto es para recordarme a mí mismo que llegado aquí vas a necesitar unas cuantas cosas para ver lo que vas a ver a continuación. Empezó a decir el joven. Aunque bueno... dudo que pueda llegar a olvidar el número 20 en mi puta vida... -dijo refiriéndose al número del archivo que se estaba reproduciendo en ese instante-. Venga, prepara lo siguiente antes de seguir; el alcohol más fuerte que tengas y la droga más chunga que hayas pillado, un cubo vacío, chicles y pañuelos. Cuando lo tengas todo ya le puedes dar al play otra vez. Sólo si estás teniendo un buen día, claro. Si llevas un día de mierda mejor que lo dejes para cuando tengas ganas de seguir viviendo...

     Las palabras del informático impactaron al detective. ¿Qué demonios se verá en el vídeo que tiene tantas recomendaciones? Además, la cara de Key... pensó el joven con miedo, puesto que la lamentable apariencia de su amigo le preocupaba bastante. Se dispuso a preparar parte de lo que Key había sugerido. Acercó la papelera de su cuarto y unos pañuelos de papel. No tenía drogas, pero en su desesperado deseo de recordar a Shiho, había comprado una botella de Sherry que tenía guardada en su cuarto, la dejó a mano y cuando estuvo todo preparado pulsó el botón que reanudaba el vídeo número 20.

     El clip comenzaba con una relajada fiesta que había montada en una de las habitaciones de la residencia donde Shiho vivía. La chica estaba bailando con un vaso en la mano y un porro en la otra, su apariencia era parecida a la que tenía en la actualidad, pero en su rostro se apreciaba la inocencia de los vídeos anteriores. La chica no debía tener más de quince años, y en la fiesta se codeaba con otros adolescentes de edades parecidas, incluso algo mayores. Chicos y chicas disfrutaban de la música y el alcohol despreocupadamente. La joven se sentó en una mesa para recobrar un poco el aire. Un chico se acercó a ella con complicidad y empezaron a besarse sin mediar palabras.

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