CAPÍTULO 11. La investigación continúa

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     Shinichi se quedó impactado, no se esperaba aquello, pensaba que ya habían terminado de torturarla. No tenía claro que quisiera ayudarles a herir a su amiga, pero, definitivamente, quería quedarse en aquel lugar que tanta información le aportaba sobre el enigma de su vida.

- Está bien, lo haré, os ayudaré -confirmó el joven con la voz llena de dudas.

     Los tres llegaron al laboratorio en silencio. Shiho les esperaba en la puerta. Al llegar, Vi abrió la puerta con un código de acceso y el dispositivo electrónico de su brazalete, igual al que tenía Key. Los cuatro entraron con un aire sombrío en el ambiente, puesto que todos sabían a lo que iban. Vi se enfundó su bata blanca y le señaló a la chica que se tumbase en la camilla rodeada de máquinas.

- No tendrías que estar aquí -dijo Shiho mirando a Shinichi con molestia.

- Ya te he dicho que no me voy a ninguna parte -repitió el detective.

     La joven se acostó en la camilla con una mueca de desaprobación en su rostro. La científica empezó a preparar los diferentes aparatos y cuando acabó dio las órdenes a los chicos para que le acercaran materiales, o las máquinas que iba a ir necesitando.

     Cuando todo estaba listo anotó unas palabras en su libreta y comenzó a llenar a la chica de tubos y cables por todo el cuerpo, luego cogió una jeringuilla y la rellenó con una solución que llevaba en uno de los bolsillos de la bata, sostuvo con suavidad el brazo de la chica y limpió la zona que iba a punzar con un algodón bañado en alcohol, miró a su amiga a los ojos y se acercó a su oído.

- Por la ciencia -susurró sonriente.

     Le dio un beso en la frente y le clavó la aguja con delicadeza.

- Lo siento pequeña, sé que duele, pero estamos muy cerca de conseguirlo -Le dijo a la chica que empezaba a sentir como su cuerpo ardía por momentos.

     Shiho se empezó a transformar mientras Vi apuntaba datos en el ordenador y pedía a los chicos que le acercasen papeles y otros materiales. La chica se retorció de dolor, pero no gritó, esta vez no le habían inoculado un potenciador sensorial así que la chica sentía el dolor habitual de la transformación, que en comparación con el sufrido anteriormente, en esa misma sala horas antes, no era más que una mala gripe.

     La niña se encontraba exhausta sobre la camilla. La científica le apartó la ropa que ahora le quedaba enorme y le reajustó los cables por el empequeñecido cuerpo. Luego le enseñó un papel con muchos números y letras y sonrió.

- Si aguantas un poco más lo tendremos -dijo con satisfacción.

      Los chicos estaban un poco apartados de la camilla reiniciando las máquinas y obedeciendo órdenes. La científica volvió a repetir el proceso, pero con una inyección distinta. Al cabo de unos instantes Shiho empezó a crecer de nuevo. La chica soltó un leve quejido al final. Esta última transformación la había dejado bastante tocada, estaban siendo demasiado seguidas y todo su cuerpo se resentía. Su mente estaba empezando a fallarle, estaba tan agotada que sentía que se iba a desmayar en cualquier momento, cerró los ojos por un instante abandonando la consciencia y sumergiéndose en un leve sueño.

- Key... está sufriendo mucho... ¿no puedes pedirle a Vi que la sede? -preguntó Shinichi al ver el rostro derrotado de su amiga.

- A mí tampoco me gusta verla así... -dijo el muchacho- pero Vi está disfrutando de su venganza... no puedo arrebatarle eso -contestó apenado.

- ¿Puedes decirle al menos que la cubra con algo? -Casi suplicó, sonrojado, al darse cuenta de que su amiga estaba completamente desnuda-. No creo que le importe que Vi la vea así, pero nosotros... -dijo el chico con prudencia.

SherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora