El viaje de una hora por las carreteras sinuosas del norte de Seoul que conducen al campamento del río Han, dejó en claro que los vacacionistas habían dejado la civilización muy, muy atrás.A Yoongi no le sorprendió, a Seokjin le encantó, y Taehyung arrugó la nariz y miró con recelo a su alrededor mientras aparcaban sus motocicletas en medio del bosque, junto a una cabaña destartalada.
-No lo sé, ¿no crees que tienen osos aquí o algo así?- se sacó el calzoncillo de la raja del culo y luego se frotó las nalgas porque estaban un poco entumecidas después de tanto viaje.
-Hm- Seokjin asintió, seguro de que había muchos osos negros cerca. Y lobos. Quizás incluso un jabalí. Miró a Yoongi, olfateando su nariz- ¿Podemos ir a cazar?
-¿Puedes matar a un jodido oso?- Yoongi puso su casco en el manubrio y se quitó el guante- No. Hiciste sándwiches y no tienes permiso de caza- se palpó la chaqueta en busca de sus Ray Ban y luego se dirigió hacia la pequeña cabina, chasqueando los dedos- Vamos, vamos.
Seokjin quería argumentar que podían congelar la carne y que ningún cazador real tenía una licencia para cazar, pero Yoongi ya había desaparecido dentro de la casa de madera, y obviamente esperaba que lo siguiera, así que obedeció porque incluso en el bosque quería hacer una cruz azul en su lista por la noche.
-¡Espera!- Taehyung corrió tras ellos, mirando hacia atrás por encima del hombro cuando escuchó algo que sonaba exactamente como un animal salvaje planeando comérselo.
-¿Qué quieres decir con que no tienes un maldito camping disponible?- Yoongi no parecía feliz, gesticulando fuera de la ventana- ¡Cómo llamas a todo ese jodido espacio libre que hay!
-Bueno, ya ves...- el viejo Pete se rascó el trasero- Tenemos una base por orden de llegada, ¿de acuerdo? Todos nuestros 34 sitios están ocupados esta noche. Podrías intentarlo de nuevo mañana, o tal vez el próximo...
Yoongi levantó la mano, habiendo escuchado lo suficiente. Suspiró, frotándose la frente.
-Chicos. Cambio de planes- agitó dos dedos- Ve, estaciona las motocicletas y trae nuestras cosas.
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Seokjin pensó que caminar por la naturaleza era increíble. El aire era increible y húmedo, con una fragancia de hojas y marga, el suelo suave bajo sus zapatillas, ya no tan nuevas, de cuero, la luz del sol de principios de primavera se filtraba por el follaje de los árboles a cada lado del sendero.
Después de la primera hora, la conexión telefónica de Yoongi se deterioró tanto que abandonó sus conversaciones de negocios, maldijo lo suficientemente fuerte como para asustar a un pequeño enjambre de pájaros de hermosos colores y luego tiró su inútil pieza de tecnología en el bolsillo de su pantalon marca Puma.
A Seokjin le gustó eso, asintiendo hacia la izquierda con un comentario tímido.
-No eran gorrión molinero.