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No hubo escapatoria.
Todo el edificio se veía tan reluciente, resplandeciente y festivo como podría ser. Desde la hermosa corona en la puerta roja de entrada, pasando por interminables guirnaldas elegantes y docenas de flores de navidad de todos los tamaños, hasta el alegre grupo de renos, ángeles y elfos que se habían apoderado de cada habitación y pasillo. También olía a Navidad. Como un popurrí picante de naranjas, ramas de canela, romero seco, piñas y sidra de manzana. Fue nauseabundo. Especialmente bajo el flujo constante de música navideña, dejando que Yoongi supiera lo feliz que estaban.
Después de la 34a repetición de 'Joy to the World', resonando en las vastas instalaciones de Nevermind Leather Factory, la puerta de la oficina número siete del sótano se abrió de golpe, un hombre pálido y enojado con chaqueta de cuero y cabello perfectamente peinado salió furioso, pavoneándose directamente al reproductor de CD antiguo que su conserje había colocado en la barra del bar del club y se lanzó con un gran tubo que seria el reemplazo para una de las instalaciones del area de empleados, convirtiendo el pequeño aparato plateado con cuatro golpes precisos en una triste pila de plástico triturado. Se desvaneció en su oficina sin hacer ningún comentario, cerrando la puerta de golpe.
-Mierda y mas mierda todo el día- dejó el tubo de plomeria en su escritorio y en su lugar levantó el teléfono que sonaba- Sí- escuchó por un momento, antes de que una leve sonrisa iluminara su rostro sombrío- Claro, está arriba. Espera un segundo.
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Seokjin se golpeó la cabeza accidentalmente contra las ramas inferiores del árbol, haciendo que todo crujiera y tintineara, cuando la puerta del apartamento se abrió y llamaron su nombre.
-¿Recogiste jodidas hojas como un buen chico?- Yoongi sacó una hoja de abeto del cabello revuelto de su sumiso, amando la expresión atrapada en un rostro sonrojado- Aquí, quieres hablar con tu hermano. Siéntate allí- le entregó el teléfono y asintió con la cabeza.
Seokjin negó con la cabeza, el calor recorrió su cuerpo. ¿Por qué llamaba Jongin ahora? Eso nunca había sucedido antes y realmente no sabía qué decir.
-Tengo que orinar- se levantó, tratando de devolver el teléfono.
-Diez minutos en la esquina por mentirme- Yoongi no lo tomó. En cambio, empujó a su sumiso hacia el sofá, haciéndolo arrodillarse frente a él- Después de la llamada. Ahora saluda- él se sentó, sus piernas a izquierda y derecha de Seokjin.
Seokjin encorvó los hombros, pasando un brazo por su pecho mientras sostenía el teléfono en algún lugar en la dirección de su oreja.
-Hola. Soy Kim Seokjin- sonaba brusco y no muy educado, pero Yoongi parecía estar orgulloso de todos modos.
Acarició la nuca de su chico con cariño.
-Bien hecho, siendo bueno para mí, cierto- y lo vio enderezar la espalda de inmediato- Pregúntale si Sungmin todavía está vivo.
