Namjoon llegó diez minutos antes, parecía tenso y con falta de sueño. Quince minutos después de haber entrado en la oficina número siete del sótano, también estaba muy frustrado y trató de contener su ira.
-¡No puedes hacer eso! ¡No es una mascota a la que puedas mandonear así!
Yoongi se sentó en el borde de su escritorio, cruzando los tobillos y los brazos, riendo y negando con la cabeza.
-Tienes toda la razón. No es una mascota. Es el maldito sumiso dependiendo de tu coherencia y guía. Te ha dado el control de su maldita vida, confiando en que tomas las decisiones correctas y lo llevas por el camino correcto. Depende de ti, esperando que te hagas cargo. ¿Y sabes quién falló?- le arqueó las cejas a su empleado, pareciendo demasiado divertido para la gravedad de la situación mientras se tocaba el costado de la nariz con un dedo- Eres tú, mi amigo.
Namjoon miró hacia arriba, entrecerró los ojos mientras miraba a su jefe. Parecía que quería decir algo. Contestar bruscamente. Contradecir la acusación, pero al final se limitó a soltar una risa silenciosa y dejó caer la cabeza, sacudiéndola.
-¿Es tu culpa? No realmente. Ser responsable de otra vida significa que tienes que ser jodidamente bueno y estable con la tuya. Necesitas saber quién eres. Tu fuerza, tus debilidades. No puedes desmoronarte cuando las cosas van mal, a la mierda, necesitas tenerlo todo junto. No puedes vacilar, Namjoon. No frente a él. Y hombre, te mueves como un jodido pene flácido en una tina de agua tibia- la diversión se evaporó de los ojos de Yoongi. Su calidez habitual desapareció- No puedes esperar que te siga si no conoces el maldito camino. Pero, por supuesto, como buen chico que es, lo hizo de todos modos. Tropezando tras papá Kim a través de la oscuridad como un fiel patito peludo. Tratando de alcanzar tu mano mientras estabas ocupado secándote los ojos llorosos. Y no sé cuál es su opinión profesional, señor Kim, pero creo que sólo un puto imbécil haría algo egoísta como eso- no había ninguna acusación ni burla en su voz. Sus palabras fueron dichas con simpatía y comprensión- Yo tomo el control absoluto desde aquí. Yo estaré a cargo a partir de ahora. Porque él necesita estabilidad y estructura que tú no puedes proporcionar en este momento de tu vida.
Namjoon se quedó mirando la gruesa alfombra gris entre sus pies, sin parpadear mientras estudiaba la pequeña pelusa negra que yacía allí.
-Es mi novio. Lo amo.
-Bueno, él también te ama. Entonces, ve y haz toda esa mierda romántica de novio con él. Llévalo a picnics en el parque, invítalo a la maldita ópera. Cómprale un anillo de diamantes y hazle el amor toda la noche. Pero no sin mi jodido consentimiento. Ya no dices las reglas. Yo las hago. Estoy a cargo al cien por cien. Puedes verlo, salir con él, follarlo, pero él vive aquí bajo mis reglas. Yo sé dónde está y qué está haciendo veinticuatro siete. Me responde, me informa. Y tú también.
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Min Yoongi fue generoso y le dio al niño número dos tiempo para dormir y recuperarse hasta la tarde. Pero no fue lo suficientemente generoso como para llamar cortésmente o mantener el ruido bajo cuando entró a su habitación a las 2 de la tarde y dejó que la puerta se abriera. Permaneció en el marco de la puerta, sin pestañear, con expresión muy seria.