Capitulo 5: ¡Madre! No mueras...

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Cuando llego la noche en que tendríamos que irnos, mi madre me cargó en sus brazos mientras una simple bolsa era colgada en su hombro.

Tal vez ella no necesitaba mucho. Y sinceramente, yo tampoco. Solo la prenda que llevábamos puesta era suficiente.

Aunque...

Me preguntaba si podríamos escapar en menos de una noche. Incluso si no sabía el tamaño de aquel lugar, sabía que a menos que vivieses cerca de la frontera, necesitarías más de una noche para cruzarla.

Ah... después de todo... los latinos siempre intentaban cruzar la frontera con nuestro querido vecino del norte.

Era por eso que sabía perfectamente que cualquier frontera no podia ser cruzada en menos de una noche... desde la capital de un país.

Las capitales casi siempre estaban a mitad de un país. Y era más que obvio que nos encontrabamos en la capital de aquel país, ningún emperador viviría cerca de la frontera. Si el emperador viviese cerca de la frontera, eso significaría una constante de guerras por dos simples razones: la primera, porque significa que el país vecino tardaria menos en matar al emperador; y la segunda, el país vecino podría creer que el emperador intenta expandir su territorio.

Aunque claro, no tengo pruebas, pero tampoco dudas. Se llamaba lógica, simple y sencilla.

Aún así, había llegado el momento. Mi madre me cargo en sus brazos mientras subía al carruaje negro frente al lugar. Habíamos estado en una especie de castillo en medio de un claro dentro de un enorme jardín.

Mi madre me abrazaba mientras llenaba de besos mi cara. Ella sonreía y parecía estar feliz con la idea de irnos lejos del Emperador.

El traqueteo del carruaje era suave hasta que de pronto comenzó a ser más rápido. Mi madre me sujeto con fuerza. Yo no estaba nada tranquila con ello y expresé mi inconformidad apretando a mi madre.

- No te preocupes, mi pequeña... es necesario ir más rápido para huir—murmuró ella

Pero yo estaba asustada. No estaba segura de que eso fuese completamente necesario hasta que comenzamos a saltar de nuestros asientos. Mi madre me sujeto con firmeza mientras se sujetaba con fuerza de algún lugar.

Cerré mis ojos con fuerza y escuché un gran golpe.

Cuando los volví a abrir, mi madre me sujetaba contra su pecho mientras una delgada línea de sangre salía de su boca.

Comencé a llorar. Estaba asustada mientras la veía así.

- Me alegra que estes bien, mi pequeño rayo de Luna—sonrió mi madre mientras revisaba mi cuerpo—eres muy fuerte...

- La Emperatriz realmente tenía razón en que no morarías tan fácilmente...

Escuché una voz grave mientras ambas veíamos había donde provenía. Eran un par de sujetos altos y cubiertos por una larga capucha negra, aparentemente eran  mercenarios.

Lo sabía... sabía que Hera no nos dejaría ir con tanta facilidad.

Mi madre me observó con tristeza.

- Lamento dejarte en un lugar incómodo, querida—susurró ella hacia mi—no te preocupes, no será por mucho tiempo...

Mi madre me colocó en el suelo frío, observé alrededor. El carruaje estaba destruido, una charca de sangre podía verse en el lugar donde debió haber estado el chofer. Los árboles se veían tenebrosos con la sombra de la noche.

Reencarné como la hermana de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora