Capítulo 90: Play with fire (2)

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Las chicas comenzaron a revolotear rápidamente alrededor del nuevo alumno de intercambio mientras que los chicos no paraban de quejarse de lo perfecto que era.

No podía evitar coincidir con los chicos.

El príncipe Heinley era perfecto en todos los sentidos.

Apuesto, con un nivel social al que nadie podía alcanzar... y poseía magia.

Bufé un poco...

Éramos iguales en ese sentido. Ambos éramos herederos de nuestros hermanos y poseíamos magia.

Polos iguales...

Nada me irritaba más que eso.

Heinley se las había arreglado para ser el favorito de los profesores, según había escuchado. Estaba internamente agradecida que no tuviésemos todas las clases juntos, pero las pocas clases que teníamos era... toda una aventura.

Los chicos de la clase no querían más que lastimarlo.

- ¿Rosa? ¿Estás bien?

La suave voz de Cailín me sacó de mis pensamientos.

- Oh, lo siento Cailín—dije viéndola— ¿Qué estabas diciendo?

- Acerca de su debut, princesa—sonrió Cailín—ya he recibido la carta donde me invitan a debutar en el palacio... ¿ha sido obra de usted?

- ¿No te gustaría debutar conmigo?—pregunté en el idioma de Luipt

- Me encantaría, me honra como no tiene ni idea—respondió Cailín en el idioma de Soliel—aunque parece un poco distraída...

- Siento como si me estuviesen espiando—confesé a Cailín en el idioma de Soliel—aunque no me sorprendería del todo si mi madrastra ya sabe que planeo realizar mi debut este año...

- ¿Finalmente podré conocer a sus tíos maternos?—preguntó Cailín en el idioma de Soliel— ¿Ellos asistirán a su debut?

- Sí—respondí

- Será divertido, ¿el mismo Emperador Marcel vendrá de visita?—preguntó Cailín

Estábamos hablando una con la otra cuando pude sentir como alguien levantaba una piedra y la aventaba.

La piedra iba dirigida hacia el príncipe Heinley, quien ni siquiera lo esquivó, sino que usó magia para cambiar la trayectoria de la piedra.

Atrapé la piedra en el aire justo antes de que golpeara a Cailín mientras que el grupo de chicos que habían incitado a lanzar la piedra me observaban.

- ¿Ha sucedido algo?—pregunté con una sonrisa al resto—me parece sorprendente que una piedra haya rodado tanto...

Mostré la piedra antes dejarla caer de mi mano. La piedra sacaba humo al golpear la tierra. La había calentado en mis manos usando mi magia y se veía roja por lo caliente que estaba.

- Si una piedra golpea el rostro de una señorita, me encargaré de que una piedra marque la espalda del lanzador—sonreí con amabilidad—por supuesto sería más que un accidente... ¿no es así?

Los chicos temblaron ligeramente, pude notar que Heinley no estaba sonriendo. Tenía un rostro solemne mientras observaba la piedra y poco a poco una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

¿Me ha considerado un oponente digno?

Quería reír en ese instante, sin embargo, me limité a ver a Cailín, quien me sonreía dulcemente.

Reencarné como la hermana de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora