Reencarné como la hermana de un idiota

Capítulo 74: Declaración de guerra (2)

El funeral comenzó...

Nunca he sido especialmente religiosa, en mi defensa había sido educada por dos familias diferentes con diferentes religiones. Por parte de mi padre se creía en un solo Dios todopoderoso, por parte de mi madre se creía en varios Dioses y Diosas: el Dios de la Guerra y el Dios de la Luz eran los principales.

En lo particular yo reverenciaba a la Diosa de la Tierra y al Dios del fuego, por los elementos de mi magia.

Mi nana reverenciaba al único Dios que ella creía, debido a que había nacido y se había criado en el Imperio Oriental, sin embargo, ella respetaba a los Dioses del Imperio Soliel.

El funeral se llevó acabo siguiendo las creencias de mi nana.

Pero no pude evitar hacer una pequeña plegaria por ella a los Dioses del Imperio de Soliel.

-    Dios de la Luz, por favor, guíe a mi nana hacia la nueva vida donde podrá descansar—pedí en un susurro

Robb y yo habíamos llorado toda la noche anterior. Ambos llorábamos mientras estábamos abrazados el uno al otro. Solo lloramos mientras estábamos solos, al menos solo yo me permití llorar mientras estaba a solas con él y mi nana.

Ahora que la gente había comenzado a llegar para presentar sus respetos, me había obligado a no llorar frente a ellos.

Cada vez que sentía como mi garganta comenzaba a arder, mordía mis labios para poder sentir el sabor metálico. Solo de esa manera evitaba llorar mientras sujetaba la mano de Robb, cuyo rostro estaba lleno de lágrimas silenciosas.

Robb y yo recibíamos a todos los que llegaban a la casa de Cristal, ambos teníamos trajes formales de color negro. Aunque como mujer, era mi deber usar vestido, lo había abandonado y dejado de lado. Estaba usando una camisa manga larga de color blanca debajo de un saco negro y pantalones negros, la espada de mi madre, Sunfyre, estaba colgada en mi cintura.

Desde el ataque sufrido, había guardias también fuera de la Casa de Cristal.

Cuando mi padre se presentó, todos de inmediato dieron una reverencia y cuando Robb y yo estuvimos a punto de hacer lo mismo. Mi padre no dudó en detenernos y abrazarnos.

Primero me soltó a mi para agacharse a la altura de Robb, dándole un fuerte abrazo.

-    Tal vez no sea tu padre, pero yo te protegeré—susurró mi padre a Robb mientras aún lo sostenía—estarás bajo mi cuidado, te daré la mejor educación. Después de todo, eres el hermano menor de mi querida hija...

Robb sollozó antes de corresponder el abrazo de mi padre, pude escuchar como todos comenzaron a murmurar entre ellos, pero una simple mirada mía bastó para hacerlos callar.

Mi padre se acercó a mi y besó mi frente. Su mirada me decía que hablaríamos después, así que di una última reverencia mostrando mi respeto hacia él.

Mi padre, sin embargo, se acercó al ataúd de mi nana sin mirar a nadie y cua si finalmente estuvo frente a ella, hizo algo que nadie había esperado...

Mi padre, el Emperador del Imperio Oriental, se puso de rodillas... si, se estaba arrodillando ante el ataúd de mi nana.

Volví a sentir el sabor metálico en la punta de mi lengua para evitar llorar.

Mi padre era el hombre más poderoso del país... y aún así estaba arrodillado ante una mujer que sirvió como mi nana durante años.

Mi padre aparentemente estaba murmurando algo cuando se levantó y acercó su rostro a mi nana. Mi padre estaba sonriendo, pero una silenciosa lágrima se deslizaba por su mejilla.