Cuando el conde entró a la sala, él no estaba solo. Había una joven pareja siguiéndolo de cerca, la mujer cuyo cabello era largo y de un hermoso color dorado alzó la mirada revelando unos ojos miel. El hombre, no parecía querer mirar a mi padre a los ojos, él no lucia muy feliz de estar ahí y parecía excesivamente nervioso.
- Su majestad, permítame presentarle a mi hermana y su prometido—dijo el conde Haverhill—el vizconde Holyoke y mi hermana, Sophia
- Es un honor estar ante usted, su Majestad, el Emperador
Ambos se inclinaron.
- Y por supuesto, es un honor estar ante su Alteza, la princesa imperial—dijo Sophia
Giré mi vista hacia mi padre, quien sonrió satisfecho al ver que la hermana del conde Haverhill me tomó en cuenta. Bufé por lo bajo.
En mi vida pasada, nunca me importó si me tomaban en cuenta o no. Era la "hermana mayor" y como la mayor debía de cuidar a los menores. Me esforcé mucho, pero no me importaba si me notaban o no. No me importaba si era lo suficientemente buena para llamar la atención de los demás y tampoco era como si quisiera que me notaran en primer lugar. Era bastante antisocial en aquel momento.
Pero ahora...
Sabía que debería ser notada ahora. El ser ignorada ahora era una falta de respeto hacia la familia imperial, o al menos, hacia mi padre, el Emperador. Si no imponía mi nombre y mi estatus, las personas comenzarían a faltar el respeto hacia mi y yo automáticamente sería despreciada y una burla. Algunos podían aprovecharse de eso y hacerme algo.
Supongo que los libros de guerra de mi padre en serio servían para algo.
Un imperio caído era igual a una vida miserable. Lo mismo va para alguien que no se hacia respetar o que no "imponía" un respeto. Necesitaba ser inteligente y fuerte o de seguro sería asesinada por Hera en cuanto ella tuviese la oportunidad.
Lo comprendí cuando me di cuenta de que ninguna mujer no deseaba ser mi nana. Todas ellas habían huido dado a que la Emperatriz lo estaba impidiendo.
Sophia Haverhill era una noble, pero al ser una mujer y al no ser la mayor no era posible (o al menos sería muy difícil) heredar el rango de "condesa". Aunque... aún si era la hija de un conde no era una dama de compañía de la Emperatriz posiblemente debido a su compromiso con un vizconde.
Eso era extraño. Por lo general a las hijas de nobles se les buscaba casarlas con nobles de igual o mayor estatus que el actual. ¿Por qué ella había accedido a casarse con un vizconde? ¿Por qué sus padres le habían dejado comprometerse con uno?
Y la mayor pregunta...
¿Por qué declararte como enemiga de la Emperatriz al cuidar de la hija "bastarda" del Emperador?
- Concederé el título de Conde al Vizconde Holyoke—habló mi padre—por supuesto, esto será después de la boda entre ambos, luego condesa Sophia Holyoke podrá venir al palacio como la nana de la princesa. Pero lo advierto, la princesa duerme en mi habitación por su protección. Habrá rumores de la Condesa siendo mi concubina, solo serán eso: rumores. No tengo intención de volver a la nana de mi hija una concubina, y en caso de que ustedes conciban un hijo durante ese tiempo yo no le concederé ningún honor, ningún título, absolutamente nada.
Observé fijamente al prometido de la señorita Sophia, quien miraba nerviosamente alrededor. Si tuviese que adivinar, diría que estaba dividido entre el honor de ser un Conde solo porque su prometida, su pronto esposa, sería mi nana. Pero... también estaba el hecho de que sería señalado como alguien que regaló a su esposa al Emperador. Y aún si mi padre decía que no sería su concubina, tal vez eso podía cambiar en el futuro. Nada era seguro.
- Es un honor servir a su Majestad, el Emperador—dijo el joven vizconde Holyoke
Ah, parece que su ambición ganó.
Observé a la señorita Sophia, ella se inclinó justo como los otros dos. No tenía una expresión de triunfo o una expresión ambiciosa. Tampoco parecía estar mirando a mi padre, sino a mi.
Esto me daba demasiada desconfianza. ¿Qué es lo que Sophia se traía entre manos?
~•~
Dos meses después de aquella reunión, la ahora condesa, Sophia se presentó ante el Emperador para ser mi nana.
Ella me había estado cuidando cada vez que mi padre no podía tenerme cerca de él. Y con el paso del tiempo, fui acostumbrándome a Sophia.
No podía bajar mi guardia por completo, pero era difícil dudar de ella. Sobre todo cuando hablaba de mi madre.
- Su madre era la mujer más bella del Imperio, su alteza Brithania—hablaba conmigo mientras me daba de comer—la señorita Roux llegó a esta tierra para salvarla...
Abrí la boca para recibir más puré de papa. Me estaba preguntando por que hablaba de esa manera con una pequeña que aún no cumplía oficialmente los dos años de edad.
- Fuimos mal agradecidos... espero que el Emperador de Soleil no cause una guerra contra nosotros—murmuraba Sophia—el futuro emperador de Soleil es su tío, princesa.
Si eso ya lo sabía.
- Cuando vino de visita era un hombre tan guapo, su rostro parecía el de un Dios, su cabello y sus ojos... ah, por supuesto, la señorita Roux también era una Diosa. Ambos se parecían mucho el uno al otro...
¿Gemelos?
- Por supuesto, en realidad la señorita Roux era la hermana mayor—rió Sophia—la vida en Soleil debe de ser muy diferente al Imperio Oriental.
Señorita, si va a contar algo, por favor, cuéntelo bien.
Bufé.
La condesa Sophia rió al ver mi expresión.
Ah, ella era mi nana. No solo era "la condesa Sophia" sino que ella era mi nana.
Nana Sophia... por favor, no me traiciones.
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Reencarné como la hermana de un idiota
FanficSiempre había leído historias de reencarnación. Y tengo una imaginación bastante loca con respecto a las historias que leo. Sobre todo cuando me siento frustrada de un personaje, tengo ganas de entrar a un libro y golpearlo yo misma. Mi novela favor...