Capítulo 45: Regreso (1)

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Sovieshu frunció el ceño cuando entró a la oficina de su padre. ¿Por qué su padre tenía tantos retratos de una niña pequeña? Mientras más veía a la pequeña de aquellos retratos se dio cuenta de que se trataba de Brithania. Mismo color de cabello castaño rojizo y ojos aquamarine brillantes.

Sovieshu frunció más el ceño. Ya había pasado unos meses desde que ella se había ido aún así parecía ser que su padre la extrañaba. Sovieshu observó más el retrato de Brithania, había sido el más reciente antes de su partida... el día que lo presentaron como el príncipe heredero, el futuro Emperador. El vestido de Brithania era el mismo que había usado aquel día, un vestido blanco con flores doradas, y llevaba puesta la pequeña corona que su padre le había regalado.

Sovieshu, aunque no deseaba admitirlo, pensó que Brithania era realmente bonita. Unas mejillas regordetes en su rostro, ojos brillantes y una sonrisa encantadora...

Pero pronto una punzada le devolvía a la realidad. Por más bonita y linda que fuese Brithania, ella era el origen del sufrimiento de su madre. Cuando su madre pensaba en Brithania de inmediato sus ojos se llenaban de lágrimas. ¿Por qué su padre había sido infiel a su madre? Y no solo eso... sino que había traído a su hogar el fruto de aquel engaño. Él era su hijo, el único hijo que tenía... dado que él estaba ahí para su padre, no debía haber otro hijo o hija dado que el tan preciado heredero varón ya existía.

Sovieshu era el príncipe heredero, el próximo Emperador del Imperio Oriental; no había necesidad de que hubiese otro hijo del actual Emperador.

Eso era lo que su madre siempre le decía, pero Sovieshu no podía evitar sentir un poco de debilidad ante Brithania cuando la veía. Ella era muy bonita...

Aún así, Sovieshu era fiel a su madre. Si Brithania le hacía llorar era mejor que esa pequeña niña no estuviese.

Sovieshu caminó hasta sentarse en su escritorio viendo alrededor, pudo encontrar una caja de galletas abierta. ¿Desde cuando su padre comía galletas? ¿Se daría cuenta si él comía algunas?

Tomó unas cuantas y comenzó a comerlas.

-    ¿Su Majestad? Hoy...—el secretario de su padre había entrado de repente y Sovieshu saltó fuera del escritorio de su padre—¿Príncipe? ¿Qué está...?

-    ¿Dónde está padre?—preguntó Sovieshu

-    Creí que estaba aquí...—murmuró el secretario

Entonces Sovieshu sonrió recordando donde podría estar. Creyó que sería buena idea ir a su oficina y encontrarlo para caminar juntos, pero su padre ya debía estarlo esperando para comer juntos.




~•~


Desde que el momento en que se había enterado de su existencia, Osis había amado profundamente a su hija.

Esa pequeña de un tono único para él, una mezcla de su color de cabello y el rojo intenso de su amada. Aun si eso era lo único que realmente había heredado si quiera un poco de él, no le molestaba en lo más mínimo. Le encantaba que ella se pareciera mucho más a su madre que a él.

Después de haber perdido a su amada, Osis había quedado destrozado. Quería proteger por cualquier medio a la única hija que había logrado tener con ella. La pequeña princesa debía de estar protegida a todo momento, no podía permitir que alguien la lastimara.

¡Papá!

Su pequeña, ella era brillante al igual que su madre.

La había dejado ir... era su única opción. Aún si la amaba más a ella que al príncipe heredero, no podía mostrarlo. No debía.

Reencarné como la hermana de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora